miércoles, 15 de junio de 2011

MI ALMA


MI ALMA (the host)

CAP:1 mi alma

Ian O´Shea

Por fin veía una luz al final del túnel, con la invasión mi vida estaba casi arruinada, viviendo a duras penas bajo tierra con el único familiar que me quedaba y con un grupo de humanos.
Pero con la llegada de Wanda, esto ya no me importaba, era completamente feliz con solo tener mi mano entrelazada con la suya, ver su inocente y brillante sonrisa… si me la arrebataran no sabría qué haría.
Por fin podía estar con ella sin que Jared o Melanie nos molestasen, siempre que podía estaba con ella, mi hermano tampoco podía poner reparos en mi relación con Wanda ya que él siempre tenía a su lado a Sol aunque él aún tuviera esperanzas de recuperar a su Jodi.
Menos mal que las cosas entre ella y yo se aclararon con la venida de las lluvias, nos habíamos metido todos en la sala de juegos, en ese momento Jaime me informó que se iría de mi habitación, lo primero que pensé fue < entonces Wanda podría venirse conmigo> pero había un problema y era que ella aún estaba confusa en su nuevo cuerpo y por todo lo que sintió por Jared, pero no perdí la esperanza y quise intentarlo, pedirle que se viniera a mi habitación.
Se recostó entre Jaime y yo, Jaime rodó por el colchón y chocó con Wanda, en ese momento ella se apartó y se pegó a mí, en ese momento un montón de sensaciones me rodearon y no las dejé irse, rodeé a Wanda con mi brazo y la pegué a mí. Se dio la vuelta y me miró con sus dulces ojos plateados.
-¿Estas bien?- me susurró –mejor que bien- le respondí, porque era la pura verdad, entonces me llené de valor y le pregunté:
-Wanda, ¿ Crees..?- tenía que preguntárselo, lo necesitaba.
-¿Sí?
-Bueno, me parece que ahora tengo una habitación entera para mí solo. Eso no está bien. Yo…- estaba demasiado nervioso ¿Tan difícil era preguntárselo?
-No. No hay tanto espacio como para que tú estés solo-¿Sabría ella lo que intentaba decirle?
-Pero es que yo no quiero estar solo. Yo…- preguntarle esto se me estaba haciendo demasiado difícil y tampoco quería presionarla demasiado.
-Tú…,¿Qué?
-¿Has tenido tiempo suficiente de organizarte? No quiero meterte prisa. Sé que todo esto es confuso… con Jared…- entonces ella se quedó callada un momento y después soltó una hermosa sonrisita.
-¿Qué?- necesitaba saber que estaba pensando.
-Pero si era yo la que te estaba dando tiempo para que te organizaras-me explicó-No quería meterte prisa porque sabía que era confuso. Con Melanie.
Esto me sorprendió, no me lo esperaba, ¿Aún pensaba que la quería por su cuerpo? ¿Cuántas veces tenía que decirle que la quería a ella y no al cuerpo de Melanie?¿que cuando la miraba solo me fijaba en esos preciosos ojos plateados donde sabía que estaba ella?
-Pensabas…? Pero Melanie no eres tú. Yo no os he confundido nunca.-entonces me respondió.
-Y Jared no eres tú-Pero sigue siendo Jared.Y tú le amas.- me entristecí, ella aún le amaba, me había esforzado mucho por conseguirla pero no había sido suficiente. Los celos empezaron a fluir por mis venas, menos mal que ella me lo explicó.
-Jared es mi pasado.
aquellas palabras se repetían cada vez más fuerte en mi cabeza llenando mi pecho de completa felicidad, casi no pude ni responderle.
-Y tu futuro, si tú quieres.
-Sí, por favor.- la besé y como siempre ocurre, me sentí viajar, viajar a todos los mundos en los que ella había estado, sentí el olor de miles de flores, el frío hielo surcar mi cara, escuché las canciones más hermosas que podían existir… y sobre todo a ella, mi alma, con sus dulces ojos plateados alumbrándome.
MI ALMA CAP:2 horas sin ti

Ian O´Shea

Después de aquel día creía que toda mi vida era un sueño, no me separaba de Wanda, ni un momento, temía que si le soltaba su suave mano desapareciera sin dejar rastro, como ocurrió cuando dormí con ella antes de despertar en su nuevo cuerpo. La busqué por todas partes y al llegar al hospital vi despierta a una chica abrazando Jared, que no conocía, para mí era una extraña, aunque su imagen me fuera tan familiar… Seguí buscando a mi alma. La encontré en un rincón como si fuera un objeto sin importancia, la ira me invadió y abracé su criotanque con la cara descompuesta. Vi la mirada de mi hermano, su expresión era de tristeza, estaba sentado junto al cuerpo de su Jodi, había perdido la esperanza, Igual que yo la perdí.
Al cavo de un rato, la chica, Melanie, se me acercó e intentó abrazarme, pero yo no la dejé, me aparté de inmediato y me pegué contra la pared.
-Lo siento- escuché, pero no hice ningún caso a esas palabras, me aferré mas fuerte a Wanda susurrando , , .
-Tienes que entenderlo, Ian, ese cuerpo no le pertenecía y tú lo sabes, es de Melanie. Conoces a Wanda mejor que nadie y sabes que ella odiaba ocupar su cuerpo.- dijo Jared poniéndose al lado de Melanie.
-No dejaré que la enviéis a ningún lugar, no lo permitiré, ella quiere vivir aquí.-Y yo quiero que esté aquí. Casi no podía soportar el dolor que se produjo en mi pecho de solo pensar que ella estaría a miles de kilómetros lejos de mí.
-Si, eso ya lo sé, le pidió a Doc que no la metiera en ningún criotanque, que quería morir aquí.
¿QUE WANDA QUERÍA QUEE? Eso era ya era demasiado, ella no tenía limites para poner su seguridad en peligro, si quiere quedarse en este planeta no tiene por qué ser dentro de un hoyo.
-Me olí lo que Wanda tramaba y conseguí detener a Doc en el momento justo- envié una mirada de odio a Doc, que estaba con la cara baja y llena de vergüenza.
-Vamos a buscarle un nuevo cuerpo, uno que no reclamen, mañana saldremos al amanecer.
-Yo no voy.-respondí de inmediato, no me separaría de Wanda.
-Pero Ian… No quieres escoger…
-¡NO!!! ¡Me da igual el cuerpo! – ¿Es que no lo entendían?-¡Como si me traéis a una vieja! No me importa como sea yo solo… yo solo quiero que Wanda vuelva…- terminé de decir con la voz completamente rota.
No dejé que nadie la tocara, ni siquiera Jaime, que era el que mejor la había tratado, a ellos solo les importó Melanie desde un principio.
Aquella misma noche insertaron a Sol en el cuerpo de Jodi, ella no había despertado y no podría seguir así mucho tiempo. Sol al despertar buscó frenéticamente a Kyle, le abrazó y él le correspondió el abrazo. No descansé ni un segundo, no quería dejar sola a Wanda, las horas pasaban si ella, y solo me consolaba con la idea de que pronto volvería a estar conmigo. Melanie, Jared y Jaime salieron al amanecer, pero antes me preguntaron por última vez si quería ir con ellos y mi respuesta volvió a ser un no rotundo, las horas volvieron a pasar y yo las contaba una a una. Llegaron casi al mediodía con una chica, a la que ni siquiera miré, ella no era mi Wanda. Estuvieron esperando durante dos días a que la chica despertara pero no lo hizo, era joven y seguramente no habría casi vivido nada siendo ella.
Al empezar con la operación me fijé mas en cómo era, tenía la piel pálida con pecas en los brazos y la cara, el pelo largo y dorado y no era para nada alta, al contrario era bajita y pequeña, aparentaría unos dieciséis años parecía un angel. Extraje a Wanda del criotanque y me asombré de la belleza con la que brillaba, ni las almas que había visto se la podían comparar con ella, se la entregué a Doc, introdujo a Wanda en la nuca de la chica y cerró la herida. Pronto volvería a estar con ella, muy pronto…Volví a contar las horas.
Cuando abrió los ojos, me miró y sonrió como solo ella podía hacerlo, con la más pura de las miradas. Por fin la espera llegó a su fin.


MI ALMA CAP 3: juntos

Ian O´Shea


En una de las expediciones con Wanda tuvimos una sorpresa muy inesperada, nos encontramos con un grupo de una “célula rebelde”, unos supervivientes de la invasión.
Nos hablaron de otros grupos y se sorprendieron de cuanta gente vivía con nosotros, con ellos se encontraba un alma, un chico pelirojo y alto, que estaba con ellos. Se acercó a nosotros y se presentó, sobre todo a Wanda, que se sorprendió al escuchar el nombre, no entendí muy bien el por qué, se supone que las almas se ponen nombres según los planetas en los que han estado, pero a mí se me daba muy mal averiguar a qué planetas se refiere cada uno.
Nos dijeron donde vivían y nos preguntaron por wanda, el cómo se unió a nosotros, les sorprendieron la historia, incluso a mí aún me cuesta creerlo. Seguimos nuestro camino después de despedirnos de ellos, pero antes el líder nos dijo que pronto tendríamos noticias de ellos, casi nadie entendió que quiso decir con eso.
Terminaron las lluvias, y con ellas mi espera para el gran día que estaba esperando, por fin Wanda se vendría a mi habitación. La emoción que sentía no tenía limites, el solo imaginarme dormirme con Wanda a mi lado y despertarme y volverla a ver otra vez, abrazarla, sentirla… Estaríamos completamente juntos y solos.
Lo primero que hice fue coger todas sus cosas, que no eran muchas, y me las llevé sin que ella lo supiera, quería darle una sorpresa. Kyle ya había retirado todas sus pertenencias de la habitación y se había mudado a la que había preparado para él y Sol, cada día kyle le tomaba más cariño a Sol, y es normal, ya que ella no se separaba de él casi nunca. De camino a mi habitación me encontré con Melanie que me observó con un brillo extraño en los ojos y una mirada maliciosa, seguramente sabía lo que estaba haciendo, le sonreí y seguí mi camino por los túneles. Después de dejar todas sus cosas en su nuevo hogar, fui directo a por mi sorpresa.
Al terminar de prepararlo todo, la busqué y como no, la encontré amasando pan a duras penas, su nuevo cuerpo no servía para casi nada dentro de las cuevas.
-Ven conmigo, ya has trabajado suficiente- la agarré del brazo, riéndome de la mala cara que me puso, no soporta que no la dejemos trabajar, aunque no quiera admitirlo, odia mostrar debilidad.
-¿A dónde vamos?- me preguntó mirándome fijamente con esos preciosos ojos suyos.
-Es un secreto, no te lo puedo decir- le respondí sonriendo.
Antes de llegar al túnel que lleva hacia las habitaciones, le vendé los ojos, algo que la confundió muchísimo, por eso la tranquilicé:
-no te preocupes, yo te guio, confía en mí.- asintió con la cabeza y buscó mi mano, la tomé y la guié hasta dentro del la habitación, ya que retiré la puerta antes de ir a buscarla.
-Una, dos, tres- y aparté la venda de sus ojos…
En la derecha de la habitación estaban todas sus pertenencias y en medio dos colchones juntos y los dos estaban repletos de cheetos que fui almacenando cuando estaban las lluvias.
De repente, Wanda, para mi asombro, se dirige rápidamente a los colchones y empezó a lanzar bolsas de cheetos por encima de su cabeza.
-¡Viva! ¡Viva!- decía una y otra vez.
Se levanta, se laza a mis brazos y me besa con desesperación y a la vez ternura, con una bolsa de cheetos en cada mano.

MI ALMA CAP4: noche de cine

Ian O´Shea

Todos se llevaron una gran sorpresa cuando vieron lo que les consiguió Wanda para ellos, ella tuvo la gran idea de comprar una tele media-pequeña a pilas y lo mejor de todo tenía video incorporado. Todas las películas de las almas eran muy aburridas, pero Violeta, rescató tras la invasión tres películas, Titanic, Braveheart y el rey león. Estábamos emocionadísimos con esto, una noche de cine y con lo largas que eran las pelis nos íbamos a divertir un montón, la ultima peli la vimos por la tarde para los niños, a Wanda le encantó aunque lloró al principio. Wanda no había visto ninguna de las dos que quedaban y Sol tampoco, lo que nos alegró ya que Titanic era demasiado triste y Braveheart demasiado violenta para ellas.
Wanda y sol quisieron ver Titanic, que votamos para que se viera primero, sabían por los recuerdos de Jodi, que en Titanic no había violencia, pero no sabía el final, así que exigieron verla, sobre todo sol que no quería separarse de kyle. Después de intentar por todos los medios convencerlas para que no la vieran nos dimos por vencidos, pero no verían la siguiente peli, no dejaría que vieran esa película donde todo era sangre y guerra aunque fuera por una buena causa.
Todos nos sentamos encima de unos colchones en la sala de juegos con la tele enfrente de nosotros, miramos la tele como si fuera un Dios que nos estaba iluminando. Jeb dio palomitas y refrescos a todos, encendió la tele y todo se quedó en silencio.
Wanda estaba emocionada, le encantaba el barco, abrió los ojos como platos en la escena en que Leonardo Dicaprio abre los brazos con la chica en el borde del barco. Yo disfrutaba verla, ignoraba la película, yo solo me fijaba en ella, en cómo se le iluminaba la cara cada vez que salía una escena romántica o cuando mostraban como era el barco y hasta cuando cogía una palomita y se la llevaba a la boca.
-No entiendo por qué no queríais que la viera, no le veo nada de malo. Solo el hombre rico que no deja en paz a la protagonista.- me dijo de repente.
-Como se nota que de historia, solo te sabes la tuya- se me quedó mirando y yo aparté la vista hacia la pantalla, me estaba preparando para el final.
Y el final llegó, a casi todos se le saltaron las lágrimas, Melanie lloraba en el hombro de Jared como otras parejas, sol salió corriendo de la sala y Kyle la siguió. Me asusté cuando miré a Wanda. Estaba quieta, no lloraba, solo miraba hacia al frente, a la pantalla, no sabía qué hacer. Cuando salieron los créditos se levantó y lentamente se fue, yo la seguí, por supuesto, le cogí la mano pero ella no pareció notarlo. Llegamos a la habitación y por fin habló:
-Ahora lo entiendo… la historia-dijo al fin, con la voz inexpresiva.
-Lo siento, no debí dejar que la vieras.- estaba asustado de cómo le habría afectado, me culpaba por dejarla ver la película.
-No te disculpes, yo quise ver la película y no me arrepiento-ella no quería que me culpara, era típico de ella, pareció notar lo que pensaba y agregó:
-Me ha gustado mucho, es muy… - y pasó lo que esperaba, las lágrimas empezaron a mojar su dulce cara de ángel. La abracé y ella hizo lo mismo. Estaba temblando.
-No lo entiendo, ¿Por qué hacéis películas tan tristes? ¿Es que os gusta sufrir?
-No, no nos gusta sufrir pero a veces hay que hacerlo, el hundimiento del Titanic ocurrió de verdad, y esa tragedia hay que recordarla para honrar a todos los que murieron, por eso se hizo esta película, para recordarlos, y mostrarnos todo lo que sufrieron, Wanda hay que recordar tanto lo bueno como lo malo… aunque sea doloroso. No solo podemos vivir en la felicidad, también hay que sufrir para hacernos más fuertes, por eso hacemos este tipo de películas, para aprender. ¿Lo entiendes?- también lloró con el rey león, esta película era demasiado para ella, ya no sabía que decirle para consolarla. Mi corazón me regañaba por hacerla llorar, nunca se debe hacer llorar a un alma, es un pecado.
-Es muy doloroso- sus sollozos se hicieron más fuerte con la última palabra.
-Lo sé. Lo sé.- le decía.
-Esta película fue y es una de las mejores que existen por cómo se recuerda a las víctimas, hace llorar a cualquiera.
-Ahora lo entiendo… esa es vuestra forma de honrarlos y recordarlos, la forma es muy brusca pero va con buena intención. Empiezo a ver con mejores ojos vuestras películas violentas – me miró y sonrió, aquello me tranquilizó.
-¿Por qué tu no lloras? Hasta jeb ha llorado.
-Ya había visto la peli y además yo no le prestaba atención, solo te miraba a ti.
-Eso está mal, aunque ya la hallas visto… Jum- y me hizo un puchero.
-Es que estaba preocupado por ti… por como reaccionarías.-intenté explicarme.
-Ah bueno…. Entonces te perdono- y empezó a reírse, no la entendí, pensaba que no le gustaba que estuviera siempre preocupado por ella, esperaba que me lo reprochara.
-Si te preocupas tanto por mí, para no ver esa gran película, significa que me quieres…Tanto como yo a ti.
Todo mi dolor se esfumó para dejar paso al paraíso.


MI ALMA CAP:5 visita

Ian O´Shea

Sol tardó una semana en recuperar la normalidad después de ver la película, pero a Kyle le costó lo suyo consolarla.
-¿Cómo lo hiciste?- me dijo después de terminar la semana.
-¿El qué?
-Hacer que Wanda volviera a la normalidad tan rápido, al día siguiente estaba como siempre… Incluso más feliz.
-Jeje, es un secreto- de solo recordar lo que ocurrió después de nuestra conversación se me pone la carne de gallina. Nunca olvidaré ese momento.
-Pasó algo ¿verdad? y algo muy bueno, viendo tu cara-estalló a carcajadas dándome palmadas bien fuertes en la espalda.
-Si pasó algo no te lo voy a decir…
-¡IAN, KYLE! ¡VENID!- escuchamos a Jaime gritar. Salimos corriendo hacia donde procedía la voz, nos temíamos lo peor.
Llegamos a la cocina, allí estaban todos, hasta los niños, rodeaban a un grupo de gente, casi el mismo que nos encontramos en una de nuestras expediciones, entre ellos estaba Burns, el alma, saludando con una gran sonrisa a Sol y Wanda.
-Hola, me alegra veros, ha pasado ya un tiempo- nos dijo el líder al vernos, creo recordad que se llamaba Nate.
-Hola- respondimos a la vez, con una sonrisa.
-Hemos venido de visita, y para presentaros a los jefes de las otras células, para que los conozcáis.
Cada uno se presentó y todos nosotros también, estaban impresionados con las cuevas y los cultivos. murmuró uno, mientras se las enseñábamos. Wanda estuvo todo el rato hablando con Burns y Sol también. Empecé a sentir celos, el es un alma, es normal que Wanda le prefiriera a él más que a mí, ese pensamiento me desmoronada por dentro, porque si después de todo lo que hice para tenerla, ella decidiera irse con él… Creo que Kyle también sentía lo mismo que yo, ya que miraba un momento a Burns con odio y después bajaba la cabeza con un gesto de tristeza.
Me largué de allí, no podía soportarlo, bastante tuve con ver a Wanda con Jared y saber que dormían juntos. ¿Es que no podía ser totalmente feliz? ¿Siempre se me tenía que chafar todo? Entré en mi habitación y me desconecté de todo.

-¿Puedo pasar?- preguntó Kyle desde el otro lado de la puerta.
-Pues claro- dije de mala manera. Él entró y se sentó a mi lado en el colchón.
-No lo entiendo… ¿Que tiene de especial ese tipo? Sol nunca se ha separado de mi por nada, llega él y se olvida completamente de mí.
-Es un alma- fue lo único que conseguí decir, la rabia se acumulaba dentro de mí, destrozándome.
-No te preocupes…En cuanto él se valla todo volverá a la normalidad- se tumbó en el colchón y cerró los ojos. No estaba seguro de eso, ella parecía tan emocionada al escucharlo…



-¿Estáis ahí?-preguntó Sol.
-Es hora de cenar, os están esperando.
-Ahora vamos- respondió Kyle de buena manera, cosa que pensaba que sería al revés. Ella en respuesta se fue.
-¿Lo ves? Es como si…- pensé sin mirarle.
-Vamos, o se preocuparan- nos levantamos y fuimos a cenar, con la cara inexpresiva.
Todo fue bien, nos contaron como sobrevivieron y se las apañaron para sobrevivir sin que los encontraran. Wanda estaba a mi lado, pero no hablaba conmigo, sino con Burns, que estaba en frente de ella. Yo no hablé, me limité a asentir en el momento justo y a comer. Kyle hizo exactamente lo mismo que yo, se notaba que éramos hermanos.
Los invitados, por llamarlos de alguna manera, fueron a dormir al hospital. Wanda me acompañó a la habitación, no me dijo nada, me pregunté si se extrañó que no le cogiera la mano, pero no estaba de humor para hacerlo, lo único que quería era dormir y esperar a que se fueran, sobre todo Burns.
-¿Qué te ocurre?- me preguntó Wanda al acostarnos.
-Nada
-Mientes, y es raro que consiga saberlo, siempre mientes muy bien.
-Solo estoy cansado.
-Y lo vuelves a hacer.
-¿Qué piensas sobre Burns?-al final mis celos pudieron conmigo, necesitaba saber que pensaba ella en realidad sobre él.
-Ahh…Es eso- lo había averiguado, sabía que estaba celoso, me conoce bastante bien. Me respondió al momento.
-Simplemente siento curiosidad por el planeta en el que estuvo antes, el del Fuego, yo no estuve allí y como sabrás es un lugar que no tiene muy buena fama. Yo me incluía en los que pensaban que no deberían las almas vivir allí por lo de las flores vivientes…Entonces hemos estado todo el rato, Sol incluida, en un debate sobre ese planeta… Creo que hemos acabado en un empate, jejeje.- no sabía que pensar.
-No debes tener celos, yo solo te quiero a ti, no siento nada de eso por Burns. Estuve en ocho planetas antes que este, rodeada de almas y nunca me enamoré de ninguna, ¿Por qué tendría que hacerlo ahora si ya tengo un compañero? - Seguía sin saber que pensar.
-Dejaré que lo medites- me dio un beso en la frente y se durmió.
Miré al techo toda la noche, pensando en todo lo que me dijo, y ella tenía razón. Pero él era un alma, ¿No lo prefería a él? Me dividí en tres partes. Una parte de mí quería creer en todo lo que Wanda me dijo, otra era la racional y la última era la celosa. La racional, decía que es normal que dos almas se enamoren y no un alma y un humano. La celosa se peleaba con la racional diciendo que en el amor no hay barreas y estaba completamente de acuerdo con la primera parte. Cada vez estaba más confuso y me estaba dando hasta dolor de cabeza. Me levanté y me fui a dar un buen paseo, con la mala suerte de encontrarme con Burns.
-Hola, ¿No puedes dormir?- preguntó.
-No, no puedo, me ha dado un buen dolor de cabeza, ¿Y tú?
-Disfruto del calor que hace aquí- miró mi cara y se puso a reír.
-Me gusta el calor, es un gusto que arrastro por el planeta en el que vengo, el del…
-El del Fuego, lo conozco, Wanda nos ha hablado de él y de todos los que conoce.
-Aún no me creo que haya estado en tantos planetas, es raro que no encontrara un compañero.
-Me alegro por ello- dije de una forma un poco brusca.
-Me lo imagino, Wanda ya me contó lo que hay entre ella y tú, me sorprendió al principio, pero viendo lo que pueden llegar a sentir los humanos no me parece algo estrafalario ni nada parecido, espero que la hagas muy feliz, se lo merece, es una muy buena chica y ella te ama, se le nota en la cara.
Entonces se fue sin decir nada mas, dejándome seguramente con la cara más patética que habré tenido jamás, pero con todas mis dudas disipadas y todas mis partes unidas.


MI ALMA CAP:6 atrapado ¿o no?

Ian O´Shea

Paramos en un hotel cerca de la ciudad, todos habíamos tenido un viaje muy largo y necesitábamos descansar, estábamos Jared, Melanie, Kyle , yo Wanda. Pronto llegaríamos a casa, solo nos quedaban dos o tres pueblos más por el camino.
Fui a cambiar el coche de lugar porque estaba en zona prohibida, tuve la mala suerte de aparcar un poco lejos del hotel. Cuando salí del coche todo ocurrió muy rápido, demasiado. Algo se abalanzó sobre mí inmovilizándome y después todo se volvió negro…


..
-¿Cómo habrá conseguido llegar a estar tan cerca de la civilización?- escuché decir al recobrar un poco la consciencia, ¿Dónde estaba? ¿Estaría bien Wanda? ¿Y todos los demás? Varias preguntas más se amontonaron en mi cabeza y no conseguían respuesta.
-Habrá que interrogarlo, traigan a un sanador, rápido, se le está acabando el efecto del sedante.
¿Sanador?¿Sedante? Oh no, esto no me podía estar pasando a mí, no, no, no. Esto debe de ser una pesadilla, una pu## pesadilla. Wanda, mi Wanda, por favor, que no te haya pasado nada, te amo... Escuché nuevos pasos y todo volvió a ser negro otra vez…

Wanda

Pasaron las horas y él no aparecía, mi compañero no aparecía. Lo buscamos pero nada, ni él, ni el coche, estaba empezando a desesperarme y a temer lo peor. Pasé junto una pareja y me detuve a descansar.
-Si, si, te lo digo en serio, unos buscadores atraparon a un humano al salir de un coche.
-Que miedo, ¿Cómo era el humano?
-Era alto, de pelo negro y los ojos…Creo que azules
-¡NOOOOOOOOOOOOOOO! ¡ÉL NOOOOOOOOOOOOO!-grité con todas mis fuerzas.
Me tiré al suelo y empecé a llorar, no podía ser, él no, como ha podido pasar esto, mis temores se cumplieron. Lo mataran, será descartado. No me preocupe de que a través de él supieran donde nos escondíamos, solo me preocupaba de él, de mi humano.
-¿Wanda qué te pasa?-no podía responder, el dolor que se formó en mi débil corazón no tenía limite. De repente desfallecí.

Ian O´Shea

Me desperté, en un lugar con mucha luz, y con un olor extraño. Me sentía confuso, me dolía la cabeza, entonces me acordé de lo que pasó y me incorporé de un golpe.
-Hola- dijo una voz a mi lado, le miré, era un hombre, bajito con canas y con una estela plateada en cada ojo. Casi salgo corriendo de la impresión.
-La operación ha salido a la perfección buscador- ¿buscador? ¿Dónde? y empecé a mover la cabeza de un lado y otro, pero no había nadie más.
-¿Se encuentra bien?- me preguntó un poco extrañado y a la vez temeroso.
-S-si, estoy bien- fue lo único que conseguí decir con la voz entrecortada.


MI ALMA CAP 7: buscador

Ian O´Shea


No sé como lo hice, pero lo conseguí, sobreviví a la inserción, no había desaparecido y tampoco había perdido el control de mi cuerpo, la suerte me sonreía. Dentro de mí había un buscador, uno de los que me capturaron sin piedad, me vieron salir del hotel y se fijaron en que mis ojos no brillaban, por eso supieron que no era un alma. Poseía todos sus recuerdos, incluso los del anterior planeta en el que estuvo, el de las nieves, era mucho mejor de como lo describió Wanda, se llamaba Viento Helado, muy propio para un buscador. Les conté que este “humano” viajaba solo, que no se encontró con nadie en años y que estaba e la ciudad por falta de provisiones, se lo creyeron.

Fingí ser Viento Helado y no se dieron cuenta, quisieron volver a meterme en mi “anterior cuerpo”, pero yo les dije que no, que este cuerpo me gustaba más, se lo creyeron, la suerte me volvió a sonreír. Me preocupé mucho por Wanda y por todos los demás¿Se habrán ido de las cuevas? Esta pregunta me carcomía por dentro, espero que no, pero es lo mas correcto.
La suerte me abandonó, me acaban de enviar al otro lado del país, Florida, ahora sí que no sé como volver a estar con mi alma.
-¿Ocurre algo?-me pregunta, Lluvia de Ceniza, la alma que me han puesto como compañera para proteger a las almas. Tenía el pelo largo y castaño, con los ojos verdes, su cara era un poco redondeada con la piel pálida, parecía una muñeca de porcelana.
-No, nada, solo estoy distraído y cansado por el viaje-mentí, simplemente no dejaba de pensar en mi Wanda, acabábamos de abandonar el avión y nos dirigíamos a un bloque de pisos, esta alma también sería mi vecina y eso no me hacía mucha gracia.
-Llegamos- nos avisó el taxista, salimos del coche y cada uno entró en su piso.

No había muchos muebles, estaba todo impecable y bien ordenado, me acosté en la cama y me puse a meditar todo lo que me estaba pasando. Me encontraba, en el otro lado del país, sin saber nada de mis compañeros, no sabía si seguían en las cuevas o las abandonaron, y si las abandonaron,¿Adonde fueron?¿Como se las apañaran un grupo tan grande?¿Se habrán ido con las otras células?

-DIN-DONG-alguien llamó a la puerta, fui hasta ella y la abrí, era Lluvia de Ceniza.
-Hola Ceniz- todos la llamaban así.
-Hola Viento- así me llamaban todos también a mí- me preguntaba si querrías venir conmigo a ver la ciudad, y así compramos comida y todo lo que necesitemos-parecía un poco nerviosa.
-Claro, necesito tomar el aire- eso era verdad, tenía demasiadas cosas en la cabeza, cogí mi chaqueta y salí con ella del bloque.

Ceniz era una buena chica, muy amable para ser una buscadora, era todo lo contrario a la que capturamos, la que vestía completamente con cuero. Visitamos los parques y fuimos a un centro comercial, compré comida para llenar completamente la nevera y ropa por que la que tenía era del otro cuerpo del buscador que estaba dentro de mi cabeza y esa no me quedaba nada bien.
-No te ha gustado el traslado ¿Verdad?-me preguntó Ceniz al salir del centro comercial.
-No, no mucho, pero que se va a hacer, es mi trabajo- le dije con una sonrisa, eso pareció gustarle por que también me sonrió.
-¿Cuánto crees que estaremos aquí?
-Pues no se...Puede que un año o dos-Oh no, incluso un año es demasiado. Ceniz pareció notar mi tristeza y añadió.
-Pero quién sabe, puede que nos vuelvan a necesitar allí y nos llamen.
Ojalá sea cierto, no creo que soportaría estar dos años lejos de mi alma.

Wanda


Todo era negro a mi alrededor y el silencio reinaba en aquella ocuridad, mientras yo corría gritando su nombre, el de mi humano. Lo llamaba, alzando mi mano, para que se produjera el milagro de que él la cogiera. Pero eso no ocurría, corría y corría, el camino de oscuridad nunca acababa, las fuerzas me fallaron y caí al suelo llorando mientras le llamaba. Una mano apareció de la nada y yo la cogí, siempre reconocería esa mano, esta tiró de mí y me levantó. Mi corazón bombeó frenético y lleno de plenitud, le miré a la cara y mi corazón cayó desplomado. Era su cara, pero a la vez no lo era, eran sus ojos, su boca, su nariz perfecta y su pelo negro como la noche, pero a la vez no lo eran, una estela plateada brillaban en sus adorables ojos sin razón en aquella oscuridad. Mi grito ahuyentó aquel silencio.
-¡Tranquila Wanda! Solo ha sido una pesadilla, una pesadilla!-decía un voz a mi lado, pero yo seguía gritando, él ya no estaba a mi lado y tampoco lo estaría . Ya lo habrían descartado...
Algo me tapó la cara y me agarró con una fuerza indestructible.
-Soy yo,Jared, no te preocupes, estas bien-pero él no lo estaba.
-Todo está bien-mentira, nada estaba bien, sin él nada está bien.
-Por favor Melanie, ayudame, no me escucha- alguien se puso a mi lado y me acarició el pelo.

-Shuuuu, Shu...No te preocupes, ya estoy aquí- su melódica voz me tranquilizó, dejé de forcejear, lo que me agarraba me soltó y caí al suelo.
-Ya ha pasado un año y medio, y sigue igual que al principio, ya no parece ella. Casi no come ni habla, solo llora y llora... Por no hablar de esas molestas pesadillas- dijo Jared en voz baja, pero su voz llegó a mi oído al retumbar contra las paredes.
-Y como quieres que esté, para ella no hay esperanza de que él vuelva- le recriminó Melanie a Jared en un susurro.
-Bueno... Quien sabe, ningún buscador a venido a por nosotros.
-Ha pasado mucho tiempo, ya no hay esperanza.-aquellas palabras fueron demasiado para mi marchito corazón. Me levanté y salí corriendo sin direccion alguna.


MI ALMA CAP8: regreso

Ian O´Shea

1, 2, 3, 4...y así seguía contando el tiempo que llevaba en el infierno,mi cuenta llegaba hasta 1 año, seis meses, nueve días y catorce horas. Aún seguía en florida luchando contra “el crimen”, menos mal que no nos topamos con ningún superviviente, no me hubiera gustado tener que capturarle.
Estaba patrullando con Ceniz por las afueras de la ciudad, pero tenía la mente puesta en otra parte, en eso ojos plateados que tanto echaba de menos, en esa inocente sonrisa que veía al despertarme y ese hermoso rostro que en realidad no miraba.
-Por favor dímelo- me pidió Ceniz, desde que llegué aquí cada día estaba mas ausente y decaído, ella había echo lo imposible por animarme pero sin ningún resultado, a veces me sentía mal por ella, no se lo merecía, en realidad ella era una “novata”, cuando la asignaron conmigo acababa de graduarse como buscador, por eso era tan amable.
-No me pasa nada.
Eso es lo que siempre dices pero no es verdad, mientes muy bien, pero yo sé que no es verdad- lo dijo todo en un tono muy brusco, cosa que me sorprendió, ella nunca era así.
-Simplemente no me gusta Florida- dije como escusa, siempre decía eso.
-Ya, ya...Algún día conseguiré que me digas lo que te pasa.
-No te gustaría saberlo...-al momento me arrepentí, casi me había delatado. La miré, pero tenía la mirada puesta en la ventanilla del coche, deseé que no notara nada, pero ella era muy lista, algo debe de sospechar.

Horas después nos llamaron los superiores, tenían una nueva misión para nosotros. La alegría que me invadió al saber de que iba la misión era indescriptible.
-Estarás contento ¿No?, nos trasladan a nuestro anterior hogar jeje.
-Pues si, estoy muy contento, echaba de menos aquel lugar.
-Me alegra verte sonreír- dijo animada, fui a responderla pero tenía la vista puesta en un libro.

Por fin he llegado, en cuanto tenga la oportunidad me largaré e iré a las cuevas. Llegué a mi apartamento, y lo preparé todo, estaba muy emocionado, aunque sabía que había pocas esperanzas de que estubieran allí, pero de esperanzas se vive.
La misión consistía en inspeccionar una casa en la afueras de la ciudad, unos excursionistas escucharon ruidos de discusión dentro de ella hacía unos días.

-¿Por qué te hiciste buscadora Ceniz?-nunca se lo había preguntado y en ese momento necesitaba hablar de algo, estábamos de camino a la casa. También me sorprendía que alguien como ella quisiera ser buscadora, no era para nada violenta y tampoco mentía muy bien.
-Pues...Esto te va a parecer ridículo, probé a ser acomodadora, sanadora y demás pero se me daba todo fatal, buscadora era lo único que se me daba mas o menos bien simplemente por que tengo buena puntería.
-Es ridículo.
-Lo sé...jajaja- reí con ella,no me podía creer que se hiciera buscadora solo por eso, “apuntar bien”. Ella no valía para buscadora, ¿Seria capaz de disparar a un humano?

Llegamos a la casa, que era gigante pero muy vieja y estropeada. Entramos dentro y nos pusimos a inspeccionar. De repente vi algo, una camiseta amarilla, una que siempre reconocería, era la favorita de Wanda, la cogí como un acto reflejo. Olía a ella, mi corazón dio un vuelco y latió sin control.
Ella había estado aquí, y este lugar estaba cerca de las cuevas, mis esperanzas de encontrarla aumentaron fantásticamente. Escondí la camiseta y seguí inspeccionando, menos mal que Ceniz no notó nada.
No había mas pruebas de que hubiera habido alguien en la casa, lo que me tranquilizó, así no se pondrían a rastrear.

Una noche recogí todo lo dispuesto para volver a mi verdadero hogar. Ropa comida, agua... todo lo necesario para un duro viaje. Salí del apartamento y me encaminé hacia mi regreso.

MI ALMA CAP9: yo soy yo

Ian O´Shea

Casi estaba allí, en mi hogar, mi verdadero hogar, donde mi alma se encontraba, o eso quería creer.
De pronto, sentí un golpe fuerte en mi nuca y caí al suelo dolorido, después todo fue negro.



-¡Está vivo, esta vivo!- gritaba una voz a lo lejos, abrí los ojos pero todo estaba muy oscuro, distinguía unas sombras a mi alrededor, imposibles de no reconocer.
-Jeb, oh menos mal, seguís aquí- susurré, ellos me escucharon porque distinguí como se giraban hacia a mí, pero no dijeron nada.
-Solo os ruego que me digáis que wanda está aquí y a salvo- rogué ante aquel silencio.
-Está aquí...- fue lo único que dijo Jeb, no muy contento.
-Espero que Doc me intervenga, así podré estar junto a ella de nuevo- aquello pareció sorprenderlos, pero no dijeron nada.
De repente se escuchó un grito a lo lejos, el de una chica, un grito que reconocí al momento. Era Ceniz. Seguramente debió ir a mi casa a entregarme algún informe y me vio salir de mi casa. Me siguió, sabía que sospechaba de mí.
-¡Por favor no me matéis!- suplicó, mientras sollozaba, como me imaginaba, no valía para buscadora, se le notaba que no fingía. La pusieron a mi lado.
-Viento, ¿Por qué? Si sabías donde había humanos, por qué no nos lo dijiste-me preguntó con la voz rota.
-Por que yo no soy uno de los vuestros- le dije con voz seria y sin sentimiento, aunque en realidad sentía mucha pena por ella.
Todos presenciaron la escena, callados como estatuas, seguramente no se enteraran nada, pero conociéndolos, pensaran que es puro teatro. Yo lo pensaría.
Habian encendido la linterna, ahora podía saber exactamente donde estábamos, era una habitación, exactamente la mía, pero no había nada de mis pertenencias y las de wanda. ¿Donde estarán?
Ceniz dejó de llorar y se tiró al suelo sin decir nada, como si se hubiera quedado dormida, ha debido de dolerse por mis palabras, pero ya no hay vuelta atrás y ya lo único que quería era volver a formar parte de este lugar.
-¿Lo oyes?- me preguntó Jared que apareció de repente entre la oscuridad.
-Mejor que eso, soy “él”, y me da igual que no me creas, pronto todo esto terminará y volverá a ser como antes- todos ahogaron un grito ante mis palabras, Ceniz movió la cabeza y me miró con el asombro pintado en la cara.
Jared se me acercó con sigilo y me miró a los ojos mientras me enfocaba, su cara era para partirse de risa.
-¿Ian?- después de mas de año y medio escuché mi nombre, eso me produjo un gran alivio en mi interior.
-Si... soy yo-susurré, sin saber muy bien que hacer.
-No puede ser- saltó Ceniz, mientras volvía a incorporarse.
-Lo hubiéramos sabido, nos hubiéramos dado cuenta, sobre todo yo, era tu compañera y eras tan amable... como un alma.
-Eso me han dicho- en ese momento recordé a mi wanda, ella me lo contó una vez “tan fuerte como un humano pero tan amable como solo podría ser un alma”
-Los humanos no son así... son malvados y crueles- decía mas para sí misma que para mí.
Jared se le quedó mirando con expresión rara, se le notaba que no sabía que pensar de toda esta conversación.

-Cada vez los buscadores sois mas raros...o sois muy malhumorados o tan inocentes como cualquier alma.-murmuró Jed apoyado en la puerta de mi habitación.
-¡¡Quiero entrar!!- gritó una melanie desde fuera, su voz retumbó en todas las paredes haciéndonos mirar hacia la puerta de golpe.
-¡No, no, no es el momento!- ¿Lily?
-¡Nunca lo es!
-¿Para qué quieres verlo?, ese no es Ian, “aún no lo es”.
Entonces irrumpieron en mi habitación de golpe, Lily agarraba con todas sus fuerzas a Melanie, que intentaba entrar por todos los medios.
Al verme surcó una gran sonrisa de alegría, pero se esfumó al ver a Ceniz a mi lado.
-No lo mataron, menos mal- fue lo único que consiguió decir.

Ceniz se pegó contra la pared, incomoda, y era normal. Cada vez estaba mas rodeada de humanos. La miré y le sonreí intentando darle confianza, pero ella no me la devolvió, eso me extrañó, ella siempre sonreía en los momentos mas difíciles, intentaba siempre hacerse la fuerte. Pero este día era diferente, como si hubiera perdido la razón que le hacía seguir hacia delante.

-¿Qué hacemos? Doc y Mandy no estarán aquí hasta dentro de una o dos semanas como mínimo.-dijo Jared.
-¿Queeé?¿Que Doc y Mandy no están?- grité mientras me levantaba, esto no me puede estar pasando, ¿Cúanto tiempo tengo que esperas más para volver a abrazar al amor de mi vida?
Nadie me detuvo, me abalancé sobre Jared con furia.
-¿Cuánto tiempo más debo soportar este infierno?- le grité en la cara, con llamas en los ojos.
Ceniz se pegó mas a la pared, ella nunca me había visto enfadado, ni siquiera una mala cara. Todos los demás se quedaron petrificados en el sitio, Melanie dejó de forcejear con Lily, hasta Jeb se quedó completamente quieto.
-No tienes ni idea de lo que he tenido que soportar, he estado mas un año y medio en Florida fingiendo ser buscador, manteniendo os a salvo, sin levantar sospechas ¿Para que ahora tenga que estar atado en mi propia habitación durante dos semanas mas?- ya no aguantaba mas, todo mi dolor salió a flote en ese momento, volví a ser yo, Ian., el humano enamorado de un alma. El buscador desapareció, la mascara se habia desintegrado en segundos.
-Viento...-susurró Ceniz.
-¡YO SOY YO! !IAN¡ Viento solo existe dentro de mi cabeza, en un estado que ni siquiera yo sabría decirte- le dije mientras me dirija hacia ella, clavando mis ojos en los suyos. Ella se tapó la cara poniendola contra la pared mientras lloraba sin poder parar. De pronto sentí como mis manos se separaban, miré hacia atrás y vi a Jared con un cuchillo. Me había liberado.
Salí corriendo de allí, tenía que buscarla, tenía que besara. Todo el mundo se me quedaba mirando mientras corría por esos oscuros pasillos. La busqué por todas partes, pero nada, era como si se la hubiera comido la tierra.
Alguien me agarró del brazo mientras giraba en uno de los pasillos. Era Kyle. Su mirada era de confusión. No me dijo nada, simplemente me abrazó y yo le correspondí.
-¿Dondé está?- suplique al deshacerme de su fuerte abrazo.
Negó con la cabeza.
-Se fue de aquí a una de las otras células rebeldes hace unos meses, no soportaba estar aquí. Demasiados recuerdos.
Me senté en el suelo con la mirada perdida, sin pensar en nada.


MI ALMA CAP10: ¿Dónde está?

Ian O´Shea

Me quedé allí. Tirado en el suelo, no sé por cuanto tiempo. Era incapaz de mirar hacia el dado bueno... me encontraba en casa, donde residían todas las personas que quería, pero aun así me sentía tan vacío como cuando estaba en Florida. Varias personas intentaron hacerme hablar sin éxito, estaba demasiado ocupado impidiendo no dejarme caer en aquel vacío que me estaba engullendo.
Escuché un grito a lo lejos, el de Ceniz pidiéndome ayuda, pero no le hice caso, yo también necesitaba ayuda, una ayuda que nadie de aquí me podía dar.

-Hola...- me saludó una voz a mi lado, era casi un susurro. Tardé varios segundos en reconocer la voz.
-Déjame solo por favor... Sol.
-Pero... no me gusta verte así, la tristeza es muy dolorosa, se contagia.
-Pues no te acerques.- solo, quería estar solo, me estaba contradiciendo. Había estado deseando la compañía de mi familia mucho tiempo, pero ahora me daba cuenta de que solo necesitaba la compañía de una persona, la de mi wanda.
Me levanté de repente ante ese pensamiento, no me podía dar por vencido ahora, no después de todo lo que he pasado y ya solo tenía que ir a la célula donde ella se encontraba, solo eso.
-¿Donde esta Wanda?- pregunté.
-...- no me respondió, simplemente, me sonrió y se fue corriendo. Me extrañé ante ese comportamiento, no le dí importancia. Salí corriendo buscando a Jeb, tenía que partir inmediatamente hacia mi alma.
Se encontraba aún en mi habitación, intentaba darle algo de comida a Ceniz sin ningún éxito. Me miró y sonrió.
-Por favor, ayudame, no quiere comer nada y odio que mis invitados sufran de hambre.- miré a Ceniz, que se estaba tapando la cara.
-No es momento para que te comportes como una buscadora, nunca lo as sido por muy buena puntería que tengas-le dije con dulzura, se quitó las manos de la cara y me miró.
-Tampoco es momento de que te comportes como un alma, no estas rodeado de ellas.- me respondió.
-¿Y qué querías que hiciera? ¿Que dijera que aun seguía siendo humano para que me matasen? ¿Tú lo harías?- no supo responderme, giró su rostro hasta el plato susurrando un leve “gracias” y lo cogió.
-De nada...- respondió Jeb y se incorporó con una gran sonrisa.
-Ahora me siento mejor ¿De verdad es una buscadora?
-Se supone que sí, pero para mí no lo es, no vale para ello.
-Estoy seguro de que no as venido por la “buscadora” sino por “Wandered”- Ceniz nos miró sin comprender, seguramente el nombre la habrá sorprendido.
-Exacto ¿Dónde está?
-En la célula de Burns...- respondió con tristeza.
-Bien, ¿Cuándo podré ir allí?- estaba impaciente.
-Jared ya está preparando las cosas.
-¿A dónde deveriamos enviarla?- soltó de repente refiriéndose a Ceniz.
-Al planeta del fuego.- dije sin pensarlo.
-Umm, interesante.


Salí de las cuevas con Jared y Melanie al anochecer, el viaje duraría tres días. Los dos estaban muy callados en el coche, no me habían ni hecho preguntas, así que quise preguntar yo.
-¿Qué ha pasado en mi ausencia?- sus caras se tensaron pero mantuvieron la expresión.
-Al principio lo preparamos todo para irnos de aquí, temiendo que ya nos hubieran descubierto, pero Jeb quiso esperar, dijo que tenía un “presentimiento”- contó Melanie.
-Al no ver ni rastro de buscadores nos relajados aunque un poco extrañados, incluso pensamos que habías escapado pero como no aparecías... Simplemente pensamos que te habían matado, que por alguna razón no consiguieron sacarte información- siguió contando Jared, en todo el relato no habían dicho nada de Wanda.
-¿Qué ocurrió?- preguntó de repente Melanie, como quisiendo cambiar de tema.
-Pues...Desperté en una habitación donde se encontraba un sanador y me habló de que la operación se había hecho con éxito, se refirió a mí como “buscador” así que lo comprendí y le seguí el juego. No desaparecí, ni siquiera esta alma me dominó y tengo todos sus recuerdos como si yo fuera “el huésped”. Les conté que era un superviviente solitario y nada mas. Me enviaron a Florida para sustituir a unos buscadores creo... He trabajado como buscador desde entonces, no os preocupéis, no he capturado a nadie. Y hasta hace una semana he estado allí pero volvieron a trasladarme, cuando he visto la oportunidad me largué y fui a las cuevas por si aún estabais allí.
-¿Y quién es ella?- volvió a preguntar rápidamente melanie.
-Mi compañera como buscador, sabía que me pasaba algo raro pero seguramente no se imaginaba algo así.
No volvimos casi ha hablar desde aquel momento y siempre que preguntaba por Wanda, ellos cambiaban de tema o hacían como que no me escuchaban.

A los tres días llegamos a nuestro destino, nos recibieron muy animados aunque se asustaron al verme, sobre todo al mirarme a los ojos.
Yo no les hice caso, solo miraba a mi alrededor con la esperanza de ver por fin a mi wanda.
-¿No te lo han dicho?- me dijo alguien a mi espalda. Me giré, era burns.
-¿El qué?- suspiró sin mirarme y me respondió.
-Wanda no está aquí.- me asusté.
-¿DÓNTE ESTÁ?- exigí.
-Volvió con las almas.

MI ALMA CAP11: raros humanos y roto corazón

Ceniz

Estaba muy asustada, mucho. Y a la vez dolida, había tenido a Viento puesto en un altar, por que él me trataba muy bien, no como los demás buscadores que me miraban como un bicho raro. Él tenía razón... yo no era una buscadora, solamente llevaba un disfraz de buscador. Ahora no sabía que pensar sobre él, ya no sabía quién era él, en una fracción de segundo me encontraba con un simple extraño lleno de furia y desesperación. Ahora entendía su raro comportamiento, su obsesión por volver y su tristeza. ¿Wandered? Había escuchado antes ese nombre, era la de un alma que desapareció hace tiempo, contaban que había estado en ocho planetas...
-Debimos decírselo- dijo el hombre mayor, creo que se llamaba Jeb, a otro que se parecía a Viento, o mejor dicho a Ian, solo habían pasado unas horas desde que se fue.
-A ver quién se atreve, por que yo no... Ya sabes cuanto ama a Wanda y también as oído todo lo que él ha pasado, para que ahora le digamos que Wanda volvió con las almas, por que no soportaba estar con nosotros por los recuerdos, ni siquiera soportaba estar en aquella célula. Ella decidió alejarse de todo.
¿Wanda? Así se refirieron a la tal Wandered. ¿Ian amaba a Wandered? ¿A una alma? Esto cada vez se ponía mas raro... Los humanos son muy raros.
-¿Qué pasará con ella?- preguntó el clon de Ian...
-Pues kyle, tendremos que cuidarla hasta que venga Doc. Ian me ha dicho que su mejor lugar es el planeta del fuego- ¿como conocían ese nombre?¿Y cómo pensaban enviarme allí?
-Umm, pensaba que ese lugar lo odiaban las almas, por no se qué de flores vivientes-¿De dónde han sacado ese nombre? Solo un alma lo conocería ¿Cómo sabía que casi todas las almas lo odian?Estaba empezando a marearme.
El humano llamado Jeb se dio cuenta de que escuchaba, se dirigió a mí muy despacio y dijo:
-Ehhh...necesitas ¿Ir al baño?-¿Baño?¿Tenían baño aquí? Pues la verdad necesitaba ir.
Asentí con un movimiento muy flojo, entonces se acercó a mí y cogió un cuchillo. Todo mi cuerpo se tensó.
-¿Te comportaras?- volví a asentir.Se colocó detrás mía y cortó la cuerda que me inmovilizaba las manos. Me las froté por el dolor. Jeb dejó que me levantara y yo lo hice. Cogió algo de la oscuridad y me hizo señas para que me acercara a él. Al hacerlo me cogió una mano y tiró de mí hacia el oscuro pasillo. No veía nada, pero a mi alrededor escuchaba susurros muy variados ¿Cuántos humanos hay aquí?
Tropecé muchas veces, tenía el cuerpo agarrotado y el miedo hacía acto de presencia. Jeb encendió una linterna y eso me tranquilizó un poco. Se escuchó unos pasos rápidos por el oscuro pasillo, llegaron hasta ponerse delante de nosotros. Él humano alzó la linterna. Era un chica.
Apreté la mano del humano con fuerza al ver los ojos de aquella chica, brillaban...tenían una estela plateada alrededor de la pupila.
-Sol...Si buscas a Kyle está en la habitación de Ian.- ella negó con la cabeza. Estaba tan sucia como todos los demás, pero en su cara no había ninguna muestra de miedo o pánico, al contrario parecía feliz....
-Melanie me pidió que te ayudara con ella- dijo señalándome.
-Pues es una buena idea, creo que contigo se sentirá mejor, anda acompañame- volvió a andar y la alma “Sol” nos siguió.
La alma se desenvolvía muy bien en la oscuridad, como si fuera algo normal.
-No te preocupes, no te harán daño, son muy buenos- me dijo en un susurro, pude distinguir una sonrisa en su cara.

Pasaron tres días desde mi captura, siempre hacía lo mismo, iba a esa especie de baño, me volvían a llevar a esa “habitación” y me traían comida tres veces al día. La alma Sol me hacía compañía y muchas veces el humano Kyle también, pero nunca hablaba solo sostenía un rifle... Me contó que ella se encontraba aquí por pura decisión, por que aquí se encontraba el hombre al que amaba desde que estaba en ese cuerpo, Kyle, el hermano de Ian, no entendía muy bien ese sentimiento hacia él, era humano. Me habló sobre Wandered, su historia me sorprendió mas que nada, ella se unió a los rebeldes por su amor por los seres queridos de su anterior anfitriona y los ayudaba en su supervivencia. La traición que hizo me enfadó muchísimo, les contó nuestro mayor secreto, pero al saber la razón de por qué lo hizo...Salvó a una buscadora.
También me habló de Ian, él se enamoró de ella aún sabiendo que era de otra especie y no se enamoró del cuerpo sino de ella, después de que cambiara de cuerpo siguió amándola. No entendí para nada esa parte. Me contó todo lo que hacían allí, trabajan en unos cultivos, hacían pan y jabón, que eran una gran familia y eran felices pese a su situación. Se metía ella también en la explicación de “familia”. Que raro es todo esto, tanto los humanos como aquellas dos almas.

-Lo siento mucho Ceniz- el hombre llamado Jeb me habló con mi mote, debió de decírselo Sol.
-No podemos estar todo el rato vijilandote, así que lo haremos mientras trabajamos y tu también trabajaras, por supuesto- lo primero que pensé fue < trabajar... lo haré fatal, soy una iutil>, después sentí miedo, estaría rodeada de humanos.
Me agarró del brazo y me levantó.
El trabajo era muy duro, amasaba pan con Sol y otra mujer, mientras Kyle metía el pan en el horno con el rifle apoyado en una pared, escuché que se llamaba Lily, ella me miraba y me sonreía, que raro son los humanos, deberían mirarme con odio.

Ian O´Shea

Esto si que no me lo esperaba...¿Wanda volvió con las almas?¿Cómo era eso posible?Todos sus seres queridos se encontraban en las cuevas, aunque en realidad tampoco entendía muy bien el porqué se fue a esta célula rebelde ¿O es que ni siquiera había venido aquí?
-¿Pe... pero ella no estaba aquí?- conseguí decir después de la impresión.
-Vino... Pero no lo soportó, ella sufría mucho por tu captura, solo podía pensar en que habías muerto. Las cuevas le traían demasiados recuerdos por eso decidió venir aquí. No le sirvió de nada... Así que ya quiso alejarse de todo y volvió con las almas. Fué muy duro para ella, espero que lo entiendas.
-¿Cuando?- necesitaba saber cuando se fue.
-Hace un mes y medio, Jared vino a cambiar provisiones, ella le pidió que la llevara con las almas.

Salí corriendo en su búsqueda, ahora entiendo el por qué de su comportamiento y el de melanie, incluso el de Sol, por eso no me respondió, ella no sabía mentir pero los demás sí. Fui un tonto, estaba tan obsesionado por verla que no me fijé en nada de mi alrededor. Cuando lo encontré simplemente me abalancé sobre él y le pegué un buen puñetazo en su patética cara.

-¡Idiota!¿Por qué hiciste eso?¿Tienes idea de lo peligroso que es para ella?¿Y si la descubrieron y ahora está en el espacio exterior?- le gritaba a ese... él intentaba quitarme de encima mientras yo le partía cara a puro golpe de puño.
-Espera... Yo solo lo hice por que me lo pidió, no tienes ni idea de lo que le estaba pasando... Ya no era ella.- aquellas últimas palabra hicieron que me parara en seco.¿ Ya no era ella?
-¿Qué quieres decir?
-Parecía un muerto sin vida...-fue lo único que dijo mientras me quitaba de encima y se limpiaba la sangre de la cara.
-Gritaba todas las noches por pesadillas, no comía, no trabajaba...Se quedaba todo el día llorando en un rincón.- eso pudo conmigo, mi corazón volvió a romperse en mil pedazos, como cuando me desperté aquel día y ella no estaba, cuando la vi en ese criotanque. Volví a sentarme en el suelo intentando coger todos los pedazos de mi corazón y volver a juntarlos. Ya no tenía fuerzas para seguir...Cada vez que iba a volver a besadla, me daba contra una pared y ella estaba más lejos de mí.

MI ALMA CAP12:decisión

Ian O´Shea

¿Cómo iba a poder encontrarla ahora?Ella podría estar en cualquier parte, incluso al otro lado del mundo.
-Todo saldrá bien, ya veras...-intentaba Melanie animarme, pero eso era imposible.
-Encontraremos la manera...seguro- ni ella misma se creía sus palabras.
-Si por lo menos pudiéramos infiltrarnos entre ellos...Buscarla plenamente en la ciudad sin temor.- murmuró Jared.
Una idea me vino a la mente, yo me podía infiltrar plenamente entre ellas, tenía ojos de alma y lo mejor de todo... un título de buscador. Solo tendría que volver a ponerme la “mascara”.
-Yo puedo buscarla perfectamente...Lo malo es ¿Dónde buscar?- todos me miraron, averiguando mis intenciones, sonrieron ante este hecho.
-Seguramente volvió con la familia de Pet, ella los echaba mucho de menos aún sin haberlos conocido- Melanie tenía toda la razón, ella debe de estar con ellos.
-Pero Ian... Todos los buscadores te deben de estar buscando...A ti y a la buscadora- eso era verdad, si iba tendría que dar explicaciones sobre su paradero. Tal vez si ella....
- ¿Y si la convenzo para que me ayude?- dije sin pensar.
-No, no, no... Ella nunca te ayudará, ella es una buscadora y una alma, lo primero que haría sería avisarles.
-De buscadora no tiene nada, la conozco bien...Creo que podría convencerla.
-Estas diciendo estupideces, as estado demasiado tiempo con ellas- gruñó Jared, tal vez tenga razón.
-Y si la amenazo... es muy asustadiza- nadie dijo nada al respecto pero no estaban muy convencidos.
-Yo te ayudaré a ir a por ella, puedo infiltrarme también- saltó de repente Burns.
-Volvamos a las cuevas, ya veremos allí lo que hacemos.

Volvimos todos, aún seguía enfadado por lo que me ocultaron, pero ahora no tenía cabeza para eso. Tenía que convencer a Ceniz, aunque no sé si podría, le hablé muy mal.
Me dí una gran sorpresa, al verla limpiando los espejos con una gran tranquilidad, mantenía el equilibrio mientras Kyle y Sol la sujetaban, la han tratado bien, menos mal. Pararon su trabajo al darse cuenta de mi presencia. Ceniz me miraba con expresión rara, como si estuviera pensando en como actuar.
-Ceniz...Tengo que hablar contigo, Por favor- puse un tono muy amable, incluso desesperado, no podía hablarle mal y mucho menos amenazarla para que me ayudase, era mi amiga.

Ceniz

Ian apareció, nunca había visto una expresión tan sombría en su cara, sus ojos estaban tristes y sin brillo aunque la estela plateada los alumbrara.
-Ceniz...Tengo que hablar contigo, Por favor- parecía que me lo suplicaba, tenía curiosidad por saber qué quería.
Asentí y fui hasta él, puso la mano en mi hombro y me guió por los pasillos, no cogió el rifle y nadie nos siguió.
Entramos en la misma habitación en la que había estado durmiendo estos días. Miró los colchones y su mirada se ensombreció mucho mas, si eso era posible. Se sentó en uno de ellos y yo hice lo mismo.
-Sé que ahora me odiarás, pero necesito pedirte un favor, y sé que no te va a gustar lo que voy a pedirte.- me miró fijamente con desesperación.
-¿Qué quieres pedirme?
-Quiero que me ayudes a poner una coartada entre las almas para yo poder buscar a mi Wanda- dijo bien despacio sin mirarme esta vez.
Tardé unos cuantos minutos en darme cuenta de lo que me pedía.
-¿Qué..qué?- conseguí decir.
-Créeme si hubiera otra forma no te lo pediría, pero es lo único que se me ocurre- dijo con voz rota tapándose la cara.
Nunca, nunca, en todo el tiempo que llevaba conociendo a Viento/Ian lo había visto así.
-Eso..Eso es una traición...¿Y qué pasará después conmigo? Ya no podría volver con las almas, sería una...
-No dejaríamos que volvieras- en eso tenía la razón, qué estúpida por mi parte.
-Es eso o la amenaza, tu decides...por supuesto yo no lo haría y no creo que te gustaría ser amenazada por los demás.- mi cuerpo empezó a temblar de puro miedo, Ian puso su mano en mi hombro y la apretó, intentando darme ánimos.
-Te lo pediría hasta de rodillas... ayudame a encontrar a mi alma, te prometo que no te pasará nada. Te enviaremos al planeta que quieras- pero yo...otro planeta... a mí me gustaba vivir aquí, ningún planeta se le puede comparar a este, ni siquiera el del fuego, al que le tengo mucho cariño.
-Aremos una cosa...Vamos a cenar y te lo piensas, después me das una respuesta.

Todos abrazaron a Ian cuando entró en la cocina y él los correspondió, pero su cara aún seguía triste.
-¿Vamos?- me preguntó Sol. Asentí y me senté con ella con un plato de sopa. Después vino Ian y Kyle, Ian se sentó a mi lado y Kyle al lado de Sol.
-¿De verdad has estado en Florida?- dijo Kyle por dar conversación, Ian asintió sin ganas y tampoco dijo nada más.
-Si, fuimos compañeros allí...- dije con la cabeza baja. Kyle me miró sorprendido, en realidad era la primera vez que le hablaba.
-¿Y qué hacíais allí?- me preguntó.
-Pues... Patrullábamos las afueras de la capital, nada más, nunca pasó nada importante.- aquello pareció aliviarle, seguramente le gustó saber que no capturamos a nadie.
Miré a Ian que removía la sopa lentamente con la cuchara, sin ni siquiera hacer caso a los que le hablaban.
-¿Por qué está tan mal? Ya está aquí, con vosotros- le pregunté a Kyle muy bajito.
-Ya...Pero quién de verdad debería estar aquí no...Su vida gira en torno a Wanda, sin ella no significa nada estar entre la familia.
-¿De verdad la ama tanto?- aún me era difícil comprender aquello.
-¿Es que no se le ve en la cara?- En eso tenía razón, su cara parecía ahora la de un zombi.
-Me recuerda a la cara que tenía Wanda cuando lo capturaron... No volvió a sonreír- dijo Sol muy seria.
-Por favor ayudanos...Quiero volver a ver a Wanda, ella era muy buena y Ian también, verlo así me mata por dentro-volvió a decir con la voz rota, suplicándome.
Miré mi plato...Y tomé mi decisión.
-Lo aré, te ayudaré Ian- dije con decisión, me miró y sonrió lleno de esperanza.

Ian O´Shea

era lo único que pensaba, mientras seguía con mi plato de sopa con una sonrisa pintada en la cara.
La abracé cuando me lo dijo, yo y todos los demás, que estubieron muy atentos a la conversación.
Le presenté a Burns, me pareció que se llevaron muy bien mientras hablaban de su anterior planeta. No presté mucha atención.
Lo planeamos todo para el amanecer, sólo iríamos Ceniz, Burns y yo, cuantas menos sospechas demos mejor. Nos despedimos de todos y partimos, al mediodía llegamos. Yo y Ceniz pusimos de escusa que pedimos unos una semana libre para descansar, ellos dijeron que no sabían nada, nos hicimos los desentendidos. Melanie me dijo la dirección de Pet y en cuanto tuvimos ocasión partimos para hallá.
El camino se me hizo larguísimo y eso que solo fueron unos cuantos kilómetros. Llegamos a la casa, delante de la puerta tomé aire para tranquilizarme, mis manos temblaban. Llamé...Una señora muy sonriente me abrió la puerta.
-Está Wan..Pet, ¿Está Pet?- pregunté, no sabía que nombre utilizar.
-¿Sois amigos suyos?
-Si... la conocimos hace una semana, vinimos por si quería ir a tomar algo por ahí.- me lo inventé todo mientras hablaba. La señora nos miró.
-Ahh vale, pues está buscando flores en aquel parque que está en la esquina- dijo señalando la dirección.
-Muchas gracias, ahora vamos para hallá, que tenga un buen día- los demás también se despidieron y salimos corriendo hacia su encuentro.

MI ALMA CAP13: encuentro

Ian O´Shea

Llegamos en segundos. Nos separamos, el parque era enorme. Corría por todos aquellos caminos rodeados de verde y con olor a flores. Todo el mundo se me quedaba mirando, pero no hacía caso, volver ha ver sus ojos era lo único que me importaba.
Corría y corría sin descanso, no la encontraba, mi corazón bombeaba suplicando su presencia de una vez.
De pronto lo vi, un destello de oro a lo lejos, reconocería ese color a kilómetros. Puse rumbo en esa dirección.pensaba mientras me acercaba mas y mas. La vi, allí estaba por fin, en medio de un puente, lanzando flores al agua. No lo pude evitar y grité su nombre.
-¡WANDERED!¡Wandered!- corrí mas rápido que nunca.

Se dio la vuelta, sus adorables cabellos ondearon con delicadeza por el movimiento. Su rostro sonrió mientras unas cristalinas lágrimas surcaban su cara. Llegué hasta ella... nada, ninguna pared volvió a separarme de su cercanía. La abracé con fuerza, mi corazón cicatrizó al momento, ya no había muestra de dolor en él.
Estuvimos así durante un tiempo que no supe calcular, las agujas del reloj parecieron pararse en ese momento. Seguía igual de hermosa, como un ángel caído del cielo. Iba vestida con unos pantaloncillos amarillos, su color preferido, y una blusa blanca. Aquello la hacía parecer mas un ángel, mi ángel.
Al deshacer el abrazo nos besamos con desesperación, con deseo y paz. Volvíamos a estar juntos.
Cuando nos faltó el aire nos separamos y nos miramos, su sonrisa seguía siendo perfecta. Pero se desvaneció en un segundo, dejó de abrazarme y salió corriendo. Me quedé allí, parado sin saber que había ocurrido exactamente. ¿Es que solo había sido mi imaginación?
-No vas a ir a por ella o qué- me riño Ceniz a mi espalda, la miré sin comprender muy bien.
-¡CORRE!- salí corriendo, no había sido mi imaginación, la había abrazado, besado...¿Entonces por qué huyó?


MI ALMA CAP14:confusión

Ian O´Shea

La encontré detrás de un gran árbol llorando desesperadamente. Me acerqué a ella despacio, aunque mi cuerpo pedía a gritos consolarla.

-¡NO TE ACERQUES!- me gritó con furia y odio, me paralicé al momento, ¿Por qué me gritaba?
-Pe..Pero Wanda.
-¡NO ME LLAMES ASÍ, NO TIENES DERECHO!- ¿Derecho?¿Cómo que no tenía derecho?
- ¿Qué te pasa?¿Qué he hecho mal?- susurré.
-¡SIMPLEMENTE OCUPAR UN CUERPO QUE NO TE PERTENECE Y CREERTE CON DERECHO A QUERERME!
Ya lo entendí, lo entendí todo.. Mis ojos eran los culpables, ella creía que era un alma.
-No es lo que parece...Yo soy Ian
-¡MENTIRA!- se agarraba el cuerpo con los brazos, como si impidiera romperse. Su cara estaba empapada por un mar de lágrimas.
Caí al suelo de rodillas echándome yo también a llorar. Ella siguió ahí, apoyada en el árbol, llorando sin descanso.
… El tiempo pasaba.
… Ella seguía allí.
… Sin ni siquiera mirarme.

De pronto Burns apareció con Ceniz a su lado, él lo entendió todo con solo echar un vistazo a nuestro alrededor. Se acercó a ella, y la abrazó.
-Te digo la verdad, él es Ian. No es ningún extraño, te lo juro. Está comprobado. Sus ojos mienten.- le susurró al oído. Ella lo miró sorprendida, después me miró a mí con confusión.
-Imposible...-murmuró para ella. Negó con la cabeza y escondió su cara en el pecho de Burns.

Ahora era yo quién huía, ya no pude mas. El destino estaba en mi contra, siempre lo estuvo. Desde el momento en que me dí cuenta de que la amaba, el destino la estuvo separando de mí.
Mi corazón ya solo era polvo, un polvo que se desvanecía con cada paso que daba. Dejé que el vacío me engullera en su oscuridad, ya nada me importaba, los ojos que siempre me alumbraban ya no estaban.
No sé por cuanto tiempo corrí, tampoco quería saberlo. Me escondí en un callejón sin salida. Me senté al lado de un cubo de basura, por que eso era yo ahora, basura.

Wanda

No podía ser él... mi humano. Alguien me estaba jugando una mala pasada. Me era imposible creer a Burns.
-Te lo juro...- Burns aún seguía intentando convencerme.
-Él no desapareció...-habló por primera vez, la chica que acompañaba a Burns.
-Si lo amaras de verdad, le creerías- me soltó de repente.
-Tú no sabes nada...
-¿Crees que estaríamos aquí si él fuera un alma?- en ese momento me dí cuenta de la verdad de sus palabras. Levanté la vista y la miré. Era igualita a una muñeca de porcelana, pero esta muñeca no sonreía, me miraba con odio.
-Voy a buscarlo, me da igual si tú no quieres, no voy a dejar que sufra más por alguien que no confía en él. Yo soy su amiga y le ayudaré -dijo antes de salir corriendo como alma que lleva al diablo.

Ian O´Shea

Me miraba la mano, esa mano que siempre estaba unida con la de ella. Me dolía, me dolía mucho. Si la mano tuviera boca, me escupiría por huir. Pero qué iba hacer sino, quedarme de brazos cruzados mientras el amor de mi vida me gritaba mientras lloraba. Me era imposible ver eso.
-Es una tonta- alcé la mirada, ahí estaba ella... Mi mejor amiga.
-Es normal...Que no me crea.
-jejejejeje...-se puso a reír de repente, se sentó a mi lado y me abrazó. Yo la correspondí.

Estuvimos así durante un bien rato. Ella reía y yo la abrazaba.
-¿Por qué te ríes?- quise saber.
-Me hace gracia el por qué no te cree, no tiene sentido. Si fueras un alma ahora ella estaría en el espacio exterior hacia otro planeta y tus amigos a saber...- en eso tenía mucha razón. Ceniz se levantó.
-Anda...Vamos a por ella. Ahora entiendo muy bien como puedes amarla y ella a ti, se nota que no puedes estar sin ella.- me alzó su mano y yo la tomé.
-No te rindas ahora, no ahora que la tienes.

MI ALMA CAP15: Con.Mi.Alma

CON . MI . ALMA

Ian O´Shea

Volvimos al parque y los buscamos. Ya no albergaba esperanzas, cada vez que las tenía todo salía mal, muy mal.
Estaban en el puente, tirando pétalos de rosa a las tranquilas corrientes. Me puse en el lugar de Burns junto a ella. No se dio cuenta.
Burns y Ceniz se fueron juntos agarrados de la mano. Por lo menos ellos tenían un final feliz, espero tenerlo yo también.
Cogí su mano libre y entrelacé mis dedos en él con total delicadeza. Se sobresaltó pero no deshizo la unión.
Estuvimos simplemente así, agarrados de la mano, mirando el agua del río correr.
-Te he echado de menos...- susurró en mi oído sin que yo me diera cuenta.
-Yo mas...-respondí.
Nos besamos con dulzura, como si fuera un simple roce, un roce que no quería romperse.



Wanda volvió a la casa de Pet. Nunca supe lo que pasó allí dentro, solo sé que salió de allí con una gran sonrisa pero con lágrimas en los ojos.
Volvimos todos a las cuevas, Ceniz me pidió que no la enviara a ninguna parte, que la dejara quedarse con los rebeldes, sobre todo con Burns. Acepté, yo tampoco quería que se fuera.

Lo celebramos a lo grande, gastamos gran parte de las provisiones en aquella noche de celebración. No nos importó
No dejé que mi alma se separara de mí en ningún momento, mantenía mi mano unida a la suya en todo momento. La besaba cada vez qué podía y ella hacía lo mismo conmigo.
Ella me pedía perdón todo el tiempo y yo le decía todo el tiempo que no había nada que perdonar.
Aquella misma noche retiré al alma de mi interior, Wanda no quería mas confusiones y también se sentía mal por Viento Helado... no quería que estuviera allí encerrado.
Estuve todo un día inconsciente, hasta llegada la noche. Al despertar me encontré a Wanda durmiendo acurrucada a mi lado, apoyando su hermosa cara en mi pecho. Había echado mucho de menos ese despertar. Le besé en la frente murmurando un en su oído, mi alma despertó y me deleitó con su mirada brillante y alumbradora. .
Mi corazón polvoriento ardió y renació de sus cenizas. Estaba...Con. Mi. Alma.

Relatos de Terror varios:




PRESENCIA

Odiaba esto, lo odiaba. Siempre estaba ahí. La Presencia. Cada vez que me reflejaba en un espejo estaba detrás mía, mirándome, con dos ojos rojos que brillaban...Todo lo demás suyo era negro. Siempre había sido así desde que puedo recordar. De niña se lo decía a mis padres, pero ellos solo me decían que eran imaginaciones mías. Gritaba cada vez que me miraba a un espejo. Cuando comprendí que nunca me escucharían dejé de decirlo, ahora con los veinticinco años bien cumplidos miraba a aquel ser como si formara parte de mi conjunto de ropa, pero siempre sentía aquel miedo atroz al mirarle a los ojos. Intentaba por todos los medios no verme reflejada en cualquier cosa, en los espejos, en el agua, cristales... incluso en el grifo del baño. Y lo que estaba terminantemente prohibido en mi vida era tocar un espejo. De niña lo hice y aquella presencia me agarró intentando llevarme con él, grité con desesperación. Llegó mi madre justo a tiempo, al llegar a la habitación, la presencia me soltó haciendo que me cayera hacia atrás. Mi madre se enfadó mucho conmigo al contarle lo que me pasó. Esa fue la última vez que dije algo a alguien sobre la Presencia.

Mi vida era difícil, pero la mantenía y nadie se daba cuenta de nada, ni mi novio, con el que pasaba la mayoría del tiempo, nadie sabia “mi problema” por las cosas reflejantes, ni siquiera mi miedo por ellas.
-Hoy tengo una sorpresa para ti... Pero aún no te la voy a dar- me dijo el día de mi veinticinco cumpleaños.
-Ah por cierto...Feliz cumpleaños, Nadia- él nunca se olvidaba de esto, me besó y yo le correspondí.
-Quiero que hoy hagamos algo especial. Vayámonos a la feria, esta noche- me ofreció poniendo cara de cachorrito.
- Matt ya sabes que con esa carita no me puedo negar- se rió y yo reí con él.
-Lo sé...- respondió con una risita. Esta noche tendré sesión de atracciones.

Andábamos ya por la feria cuando un un pequeño edificio totalmente de color negro llamó nuestra atención, era una atracción. Fuimos hasta él con curiosidad, pero mi emoción desapareció justo al leer el cartel de la puerta, “sala de espejos”, mi infierno personal se encontraba allí dentro.
-¡Vamos!Será muy divertido- dijo Matt con una gran sonrisa.
-Eh..Eh mejor no, vamonos, estoy cansada- no podía mostrarle mi miedo por aquel lugar.
-Porfa...Siempre he querido entrar en un lugar como este y mañana cierran la feria.- me puso morritos, una expresión a la que yo no podía enfrentarme. Si le tengo a él a mi lado seguro que no me pasará nada.
-Ok.... Pero solo un momento- él accedió feliz y me arrastró hacia dentro.

Nunca me había enfrentado a nada así. Espejos... La Presencia estaba en todas partes, y juraría que sus ojos brillaban mas de lo habitual. Temblaba... y mucho. Matt pensó que tenía frío por lo que me dio su chaqueta.
-Guau...Da repelús ¿Verdad?- eso no era nada. Todos los espejos me miraban, él me miraba.
-Si...Es extraño verte por todos lados- y verle a él...A mi segundo acompañante.
-Es hora de que te dé mi sorpresa...- sacó algo pequeño, una cajita de cuero marrón. Esto no puede ser lo que creo que es.
-Nadia...- abrió la cajita, contenía un precioso anillo con un pequeño diamante incrustado.
-¿Te quieres casar conmigo?- preguntó sonriente y a la vez impaciente.
-Pues claro que...¡SI!- Me lancé hacia él y le besé, me olvidé completamente de donde estaba y el miedo que sentía. Solo podía disfrutar del momento.

Matt me soltó después de dejar de besarnos y se acercó a uno de los espejos que estaban un poco alejados de nosotros. Me quedé en el sitio, paralizada. Mi protección se había alejado de mí, mi felicidad de hasta hace un momento desapareció. El corazón pareció que escaparía de mi pecho.
-Matt...Espera...- corrí hasta él con pánico, lo que provocó que me tropezara y cayera justo en frente del espejo. Mi cabeza rozaba la superficie...Sentí “algo” acariciarme el pelo.
- Estas bien cariño...- me decía Matt mientras me agarraba para levantarme.
-Si...Lo estoy- empecé a incorporarme, no me percaté de que aún estaba justo en frente del espejo, lo miré sin querer.

-¡AHHHH!¡Ahhhh!- la Presencia tapaba mi reflejo. Del pánico caí hacia delante.
Mi cara traspasó el cristal como si no estuviera ahí.
-¿Pero qué?- farfulló Matt. Me agarró con fuerza, pero ya era tarde. La presencia me tenía agarrada del cuello. Medio cuerpo quedó atrapado en el espejo. Mi compañero aún no se había rendido, tiraba de mí con saña. Yo gritaba y gritaba, mientras intentaba aflojar la asfixia que me provocaba aquel ser.
- Por favor...Dejame ya- suplicaba a duras penas.


-No perteneces a ese lugar...- me dijo la Presencia antes de tirar con una fuerza sobrehumana y llevarme por fin con él.


BAJO LA PIEL DE CAPERUCITA ROJA.


Lleva horas inconsciente.
Nadie de aquí sabe quién es. La encontré tirada detrás de unos arbustos mientras cortaba leña en el bosque. Estaba sucia, magullada... Y lo peor de todo, llena de sangre, una sangre que no era suya, esta se confundía con su gran caperuza roja intensa. La llevé directamente a mi casa en el pueblo, dónde mi madre la limpió y la recostó en una cama.

Ahora me encuentro observándola. Tiene el pelo largo, con bucles dorados y brillantes, su piel es de porcelana con algunas pecas por la nariz y debajo de los ojos. Es verdaderamente hermosa.

De repente abre los ojos y se incorpora de un salto, asustada mirando a todos los lados desorientada.
-¿Dónde estoy?-pregunta frenética con un intermitente temblar en todo su cuerpo.
-Mi nombre es Pedro. Estas en mi casa te encontré en medio del bosque.¿ Que te ha pasado...?
Me mira fijamente con sus ojos celestes casi plateados y una lágrima resbala por ellos.
-El lobo...-susurra antes de cubrirse el rosto con sus manos.

Se llamaba Mía.
Nos contó que un lobo estuvo atacando su aldea. Primero solo era el ganado, pero cuando la gente empezó a darle caza sin éxito, los que morían empezaron a ser ellos. Siempre atacaba una vez al mes, y nunca nadie lo veía, solo sus grandes huellas, y las marcas de unas enormes mandíbulas en sus victimas. No era un lobo normal, debía de ser enorme, una bestia infernal y llevaban sufriendo su caza varios por años.
Mía se quedaba unos días al mes en casa de su abuela, por que ella vivía en medio del bosque, rodeado por un río, y el lobo nunca ha ido a atacar allí, por lo que sus padres pensaban que estaría a salvo.

En uno de esos días, se desmalló por unas fiebres muy altas, y se quedó en cama casi delirante. Cuando despertó estaba en el salón casi sin ropa y desorientada por los efectos de la fiebre que aún perduraban. Buscó a su abuela , pero no la encontró. Todo estaba destrozado, la habitación, la puerta, el cobertizo....Y sangre .El causante parecía ser un lobo. Se puso su caperuza roja y corrió hasta el pueblo. Cuando llegó no podía creer lo que vió, su aldea se encontraba irreconocible, con cuerpos desmembrados, repartidos por el suelo...Como si el lobo se hubiera estado divirtiendo con ellos. Buscó a sus padres y deseó no haberlo hecho, por la imagen que se encontró.

Y de pronto lo escuchó.

Delirante por la fiebre y completamente paralizada por el horror, escuchó el aullido de lobo más terrorífico que podía existir, incluso sintió la tierra temblar bajo sus pies. Corrió sin rumbo tapándose los oídos, pero no sirvió de nada, el aullido la perseguía, como feliz por su próxima caza. Incluso distinguió sus ojos color sangre por la frondosidad del bosque, que le sonreía con ferocidad.
Entonces cayó por un terraplén y todo se volvió negro.

Después de escuchar su historia avisé a todo el pueblo, y la gente fue a dar caza a la bestia pese a los intentos de Mía por detenerlos entre lágrimas de desesperación.

Nadie encontró rastro de él, solo una piara de cadáveres al otro lado del bosque, en un pueblo, que a partir de ese momento sería un cementerio.
Mía se quedó en mi casa a partir de ese momento. Siempre llevaba su caperuza roja puesta, parecía que era lo único que la mantenía de una pieza en esos momentos. Cada día se fue volviendo más y más comunicativa, incluso a llegar a sonreír, y parecía un ángel cuando lo hacía.
Yo quería hacer algo por ella, desde la primera vez que vi sus ojos me quedé prendado de ella. Quiero protegerla y hacer pagar al ser que la ha hecho sufrir tanto.

Cada atardecer busco al gran lobo hasta la media noche, con tal desesperación que creo que me he obsesionado.
Creo ver sus ojos demoníacos entre la oscuridad, y doy la voz de alarma cada vez que pasa. Pero por mas que busquemos no encontramos ninguna huella, creo que estoy empezando a delirar. Ya nadie me cree cuando doy el aviso, cuando creo tener los ojos de la bestia justo delante de mí. Todos ignoran mi ya famosa frase “¡Que viene el lobo!”.

Mañana se cumplirá el mes desde el incidente. Y por ello he estado todo el día registrando el bosque. He llegado a una pequeña casa que es rodeada por un río. Creo que es la casa de Mía, y hay luz dentro de ella. Su abuela está viva.
Llamo frenéticamente a la puerta, que está llena de desgarros. Y lentamente una anciana mujer , pero ágil, me abre con un hacha.
-¿Quién eres tú?-me dice desconfiada mirando por detrás de mi hombro.
-Me llamo Pedro, soy leñador. Hace casi un mes encontré a su nieta en el bosque, Mía.
-¡¿Dónde está?!-me dice exaltada agarrándome de un brazo.
-Está bien, ahora vive conmigo y mis padres.
-¡Nó! Es peligrosa, pronto será luna llena-responde mientras me arrastra hasta interior de la casa.
-No la entiendo señora-digo desconcertado-¿Cómo que peligrosa?

-¡ELLA ES EL LOBO!-grita antes de contarme un relato que me deja sin palabras.

Hace unos años, Mía fue atacada mientras iba a casa de su abuela a llevarle unos medicamentos. Fue un lobo, que por suerte la dejó vivir. Desde entonces Mía ha vivido con una maldición sin que ella lo supiera. Cada luna llena, sus padres la mandan a lo mas profundo del bosque con su abuela. Ella, con un medicamento la duerme y la encadena en el cobertizo antes de que salga la luna, pero no sirve de nada contra la maldición, se transforma en un lobo enorme capaz de arrancar arboles del suelo de un golpe. Al principio no era muy fuerte y no causaba muchos daños o solo se quedaba en el bosque cuando se soltaba de las cadenas. Pero pronto fue a peor y empezó a atacar a la aldea y a matar. Ella no sabe nada por que su abuela la busca al amanecer,la recuesta en su cama y hace como que no ha pasado nada.
Pero al ponerse enferma, la fiebre también afectó a su transformación, convirtiéndola en un demonio sin ningún control alguno, llegando incluso a atacar la casa, a la que nunca se había acercado. Su abuela tuvo que esconderse y pensar lo peor que podía pasar.

-Mis peores temores se cumplieron. Los mató a todos, a todos...Tienes que sacarla del pueblo, ahora es muy fuerte, la tragedia puede volver a pasar. Ten, tiene balas de plata, por si lo peor pasa. Yo no puedo hacerlo.
Puso el arma en mis manos, y eso me hizo reaccionar.
-¡¿Cómo puede pedirme que haga algo así?!
¿Matar a mi ángel? Imposible.
-Yo y sus padres la hemos mantenido viva por mucho tiempo, pero ya no hay otra solución.
-Tiene que haberla...-digo mientras mis ojos se empañan.
-Lo siento hijo...A mí también me duele.

Me fui de allí como un alma en pena. Mi parte racionar decía que si todo esto era verdad tenía que matarla, pero mis sentimientos solo gritaban que no lo hiciera, que simplemente me la llevara lejos del pueblo. Y es lo que haría.
Al llegar a mi casa ya de noche.Había tardado un día entero en llegar, era la noche de su transformación.
La desperté y le dije que recogiera sus cosas. Ella no hacía mas que preguntarme que qué ocurría, pero era incapaz de inventarme una mentira en ese momento.

-Por favor dime qué ocurre...
-El lobo a vuelto
-¿Estás realmente seguro?
-Si, y hoy hace un mes de su ataque, te voy a sacar de aquí para que no te pase nada ma...

Me separo de ella unos pasos de la impresión. Sus ojos son completamente rojos, del color de su caperuza. Ella me mira asustada y después mira al cielo. La luna plateada se alza hermosa y esbelta,
avisando de lo inevitable.

Mía se tira al suelo rota de dolor e intento ayudarla. Un grito inhumano sale de su garganta en forma de protesta por el dolor.
-¿Que me está pasando?-pregunta con hilo de voz para luego salir corriendo hasta detrás de uno matorrales, dónde empieza su tortura.

Alzo el arma y apunto mientras espero a su aparición, No hay otra solución, estamos justo al lado del pueblo. He llegado tarde.

Lo que sale de los arbustos ya no es mi ángel. Sus ojos plateados han sido sustituidos por dos luces de sangre, su pelo de oro a sido eclipsado por la noche infinita, dónde tus peores miedos salen a la luz, sus garras están afilada como cuchilla, su cuerpo mide mas de dos metros de alto y es de una envergadura inimaginable. El ser que tengo ante mí es la personificación de la oscuridad en todo su esplendor. Ya no es mi Mía, mi ángel, mi amor...

Pongo el dedo en el gatillo y apunto.

La bestia me mira y quedo deslumbrado por su mirada, es la mirada de Mía, lo sé, la reconocería en cualquier rostro.
-Mía ¿Eres tú?...
La bestia me sonríe con malicia y se lanza directa con sus fauces hacia mí. No me da tiempo a disparar.



VENGANZA POR ALMA

¿Qué haríais por venganza? O mejor dicho ¿Que daríais por venganza? Yo estaba dispuesta a dar mi alma... y así lo hice. Vendí mi alma al diablo por venganza.

Todo ocurrió el día de mi boda, yo era una persona feliz. Con veinticinco años me iba a casar con un hombre maravilloso y atento, tenía muchos amigos a los que quería y unos padres con mucha salud ¿Que más podía pedir?
Estaba terminando de maquillarme y haciendo los últimos retoques a mis rizos de color trigo, cuando lo escuché. En la habitación de al lado donde se supone que estaba mi futuro marido, se escuchaban unos ruidos y gemidos de lo mas extraños y a la vez familiares. Me preocupé, desobedeciendo a la tradición de no ver al novio antes de la boda, entré a su habitación... y menos mal que lo hice. Una chica se encontraba encina de él metiendole mano y él igual, ella era mi dama de honor y mejor amiga de la infancia. La rabia y el odio me envolvió. No se dieron cuenta de que yo estaba allí por eso me abalancé sobre ellos y empecé a pegarles y insultarles con el vestido de novia puesto. Casi no podían ni reaccionar ante mí. Mi ex-futuro marido me agarró con fuerza... había perdido totalmente la cordura.

Los días después de eso me las pasé encerrada en mi habitación maldiciéndoles a mas no poder. Casi no comía ni hablaba, simplemente le insultaba al aire. El que creía mi media naranja desapareció al igual que mi supuesta amiga de la infancia y eso me cabreó mas todavía. Solo deseaba hacerle sufrir a él... a ese traidor. No hacía mas que imaginarme a mi hincando cuchillos, rompiéndole las piernas con un mazo... y mil torturas mas.

Me encontraba tumbada en la cama, en la que había estado durante días, cuando alguien apareció en la habitación sin previo aviso. Era un hombre alto, con perilla, piel morena y...y ojos rojo infierno. Al mirarlos me pareció estar rodeada de llamas. Supe quién era al instante.
Este hombre me tendió un papel y dijo con una voz aterradora.
-Yo puedo cumplir lo que deseas...solo te pido una cosa a cambio- cogí el papel y lo leí. “el alma por tu deseo” decía con la letra en rojo...sangre. Le miré pero no con miedo sino con decisión, mi vida ya estaba ya arruinada, como si estuviera en el infierno ¿Por qué no estarlo de verdad?
-¿Que tengo que hacer?- pegunté mirándole a los ojos, a esos ojos que quemaban.
-Simplemente firmar con tu sangre...-me tendió una aguja, y al cogerla, del simple roce con ella mi dedo se cortó.
-Con una gota bastará- me explicó, puse mi dedo encima del papel y dejé una gota caer, acto seguido, cuando la gota cayó y impregnó el papel, esta empezó a quemarse, solté el papel y antes de que cayera al suelo se quemó completamente y desapareció. Dirigí la mirada a mi acompañante pero este ya no estaba.

Esta es mi historia de como di lo mas valioso que tenía por venganza... ahora me encontraba aquí, en una habitación equipada con todo lo necesario para la tortura y en el centro de esta, al culpable de mi sufrimiento. Estaba amordazado y atado a una de las maquinas de la habitación, “ el estirador”, la maquina que tiraba de ti hasta romperte todos tus huesos.
Días antes me llegó una nota sin remitente, citándome a un lugar dentro del bosque, a una casa abandonada. Era el lugar perfecto para mi venganza. Cuando llegué el traidor estaba allí listo para sufrir.

Empecé con mi venganza y la disfruté a cada momento. Cada grito suyo era una música para mis oídos. No paré hasta que su corazón dejó de latir, que no ocurrió hasta pasadas unas horas del principio de mi venganza. Dejé el cuerpo en el suelo y me dí la vuelta, mientras disfrutaba de esta acción, por fin le devolví todo lo que me hizo, por fin...
De repente escuché un sonido detrás mía, como algo lebantandose. Pero no era posible, me había cercionado de que estuviera muerto.
Me dí la vuelta y lo ví, a él completamente bien, como si no le hubiera pasado nada, con las manos en los bolsillos. Entonces cuando le miré a los ojos me paralicé, eran rojos...rojos infierno.
Me ha mentido, no me lo había traído.
-T u alma es mía...- se acercó a mi con una velocidad inhumana y me empujó.

-¡¡No es JUSTO!!- grité...Mientras caía en las fauces del infierno.


LA SOMBRA DE MI SOMBRA

Acabamos de mudarnos a un pequeño pueblo perdido en el bosque, mi pueblo natal, nos fuimos del pueblo cuando tenía doce años ya que mi padre era fotógrafo y buscó un trabajo en el que le permitiera irse del pueblo, nunca le pregunté por qué. Casi no recordaba nada de este lugar, todos los recuerdos eran muy vagos. Cada vez que intentaba recordar algo me entraba un miedo indescriptible, por eso dejé de intentarlo. Estábamos en otoño y todo nuestro alrededor estaba teñido de marrón, amarillo y naranja, la imagen que se formaba era espectacular.
Salí de mi casa para poder disfrutar del paisaje y así recordar mi infancia, pero por mucho que lo intentara no lo conseguía. Iba muy distraída y por eso no lo vi venir, un chico se abalanzó sobre mí con mucha fuerza, caí de espaldas al suelo y me golpeé la cabeza contra el asfalto.
-Ay!!!
-Perdón... lo siento, iba corriendo y no te vi- me alzó su mano y yo la tomé, era un poco alto, con el pelo corto y negro y sus ojos parecían un poco sin fondo, completamente oscuros, su cara me era familiar.
-No pasa nada, yo también tengo parte de culpa, no miraba por donde andaba, jeje.
-¿Eres nueva por aquí verdad?- me preguntó con curiosidad.
-No exactamente, viví aquí de pequeña pero mi padre es fotógrafo, se dedica a fotografiar lugares de todo el mundo, así que eso implica ir de un lado para otro.
-Debes de pasarlo muy mal al tener que dejarlo todo y volver al empezarlo, sobre todo con los amigos- dijo con tristeza.
-Estoy acostumbrada, y no hago amigos fácilmente, casi nunca abandono un lugar y a la vez amigos.- a veces pensaba que tenía la peste, cuando intentaba entablar conversación con alguien, este me miraba con asco y se iba, por eso ya solo quería pasar desapercibida para todos.
-Pues ahora tienes uno, mi nombre es Gabriel, encantado.
-Encantada, mi nombre es Jenifer, pero llamame Jeny.- me caía muy bien Gabriel, era muy fácil hablar con él y no había salido corriendo, que eso ya es un logro.
-¿Quieres que te presente a mis amigos?- Oh, oh, sus amigos... Seguro que no les caeré bien.
-Va..vale- entonces empezó a andar y yo le seguí.

Mientras andábamos, iba recordando todo lo que veía a mi alrededor, las cafeterías, las tiendas, los parques, pero solo eran pequeños flashes que se mezclaban en mi mente...
Llegamos a una plaza donde había un grupo de chicos y chicas hablando muy animados. Gabriel me guió hasta ellos y me presentó.
-¡¡Hola chicos!! Esta es Jeny, se ha mudado hace poco al pueblo, pero vivió aquí cuando era una niña.-Todos me saludaron con una sonrisa y se pusieron a hacerme preguntas sobre mí, donde vivía, que gustos tenía, que ropa me gusta mas...
-¿Cuántos años tienes Jeny?- Me preguntó una chica, creo que se llamaba Sara.
-Tengo diecisiete ¿Y vosotros?
-Todos tenemos dieciocho, eres la mas pequeña de aquí- odiaba esa palabra, y no recodaba por qué, pero siempre la odié.
-Vamos a celebrar esta noche una hoguera, es como una fiesta que llamamos “sesión de medianoche” en ella contamos historias de miedo de todo tipo- no me hacían mucha gracia las historias de miedo, pero todos ellos me habían aceptado y eso se lo tenía que agradecer.
-¡Claro!¿Dónde lo hacéis?
-No te preocupes por eso, yo voy a por ti a tu casa.- me dijo Sara muy animada.

Llegó la hora de la “sesión de medianoche”, me había preparado una historia sobre una carretera en la que se aparecía una chica que provocaba que tuvieras un accidente, no era una historia muy buena, pero al menos era algo. Sara me recogió en mi casa, iba completamente vestida de negro y muy bien pintada, me avergoncé de no ir vestida para la ocasión, llevaba unos vaqueros oscuros y una camiseta a rayas blancas y negras, parecía una ladrona ex convicta , pero era lo único que encontré entre todas la cajas de la mudanza.
Entramos dentro del bosque, a lo lejos vi una luz muy intensa, seguro que eran los demás. Y lo eran, todos estaban allí vestidos de negro.

-¿De que cárcel te as escapado?- bromeó Gabriel, me puse roja como un tomate, pensé en mi fuero interno. Nos hicieron un hueco alrededor del fuego, me dieron una coca-cola y se dispusieron a empezar.

Estaba por salir corriendo, sus historia eran para que se te pusiera la piel de gallina, y mi historia no fue nada comparada con las de los demás. El último en relatar fue Gabriel.
-Esta historia la llaman “la sombra” y cuentan que ocurrió de verdad- todos se pusieron a reir. En todas la historias se decía lo mismo, “ocurrió de verdad”.

-Cuentan que había un chico al que todo el mundo en el colegio lo tomaban como objeto de diversión,le hacían bromas, le quitaban la merienda, lo insultaban...Él chico ante esto solo deseaba una cosa...”Quiero ser mi sombra”. Un día los chicos que todos los días le quitaban la comida, lo persiguieron ya que él se negó a dársela, lo siguieron hasta un callejón. Nadie supo que pasó allí, solo se sabe que de aquel callejón salió un grito que decía “!!Quiero ser mi sombra¡¡”. Después de aquel día nadie volvió a ver a los abusones y aquel chico siempre lo veías riendo, pero cuentan que si te fijabas en su sombra, esta tenía las manos en la cara, como si estuviera llorando...

El relato me heló la sangre, por una extraña razón toda esa historia me parecía muy familiar, como si yo misma la hubiera vivido. Apagaron el fuego y nos fuimos, pero iban por otro camino, yo los seguí, seguramente iríamos a alguna parte. Al cabo de un rato andando entre la oscuridad, Gabriel y los demás se pararon en mitad del bosque y dijeron:
-Es hora de que ajustemos cuentas, “pequeña Jeny”- aquellas palabras, me hicieron recordar algo, algo muy lejano. Insultos, empujones, gritos, sollozos, burlas...A mí huyendo por un pasillo, era mucho mas pequeña que ahora, llevaba una gran mochila, y tenía los ojos empapados de mis lágrimas, entré en una clase con la respiración entrecortada, la puerta se abrió y entraron un grupo de chicos de unos trece años, yo solo tenía doce. Uno de ellos sonreía con malicia, tenía el pelo negro al igual que los ojos... era él, los demás que entraron los reconocí, eran los mismos que estaban conmigo en el bosque. Dos de ellos me agarraron y me sacaron de la clase, me arrastraron hasta otra y me metieron en un sitio oscuro y pequeño... Un armario. Me abandonaron allí, recuerdo mis gritos de suplica, el sonido de los golpes contra la puerta, la oscuridad, el dolor... y también las horas que pasé allí. Ahora entiendo por que casi no recordaba nada de mi vida en este pueblo, todo eran malos recuerdos, sobre los chicos del colegio insultándome y hasta pegándome. “Pequeña Jeny” así me llamaban.
-Vosotros...-fue lo único que conseguí decir al salir de mi shock.
-Parece que ya nos recuerdas, nos llevamos una buena, a mí me metieron en un correccional por chivarte.
Todos se abalanzaron sobre mí y volvieron, como aquella vez, a arrastrarme, me llevaron un agujero, como una especie de pozo o hoyo, y me tiraron allí. Caí y el dolor hizo acto de presencia, tuve suerte de caer de buena manera si no me abría roto algo. Al levantarme y mirar hacia arriba no vi a nadie, me dejaron sola... otra vez. Intenté escalar pero caí, empecé a gritar como aquella vez, no sirvió de nada. Me senté y lloré.
¿Por qué me hacían esto?¿Que es lo que hago mal para que todo el mundo me odie? Yo solo quería tener unos pocos amigos y si no podía tenerlos simplemente pasar desapercibida, desapercibida, que era lo que había intentado hacer toda mi vida. Ahora lo recordaba todo, de niña nunca quería llamar la atención por temor a que la tomaran conmigo, pero todo era inútil, siempre era yo la que se llevaba todas las burlas. Recordé el relato de Gabriel y entendí porque aquel chico deseaba ser una sombra, era lo mejor para que no te hicieran daño. Ahora yo también lo deseaba, en ese momento no me importaría ser una sombra, a ellas no les pasa nada malo, solo siguen e imitan al que las produce.
-¡QUIERO SER UNA SOMBRA!-grité para desahogarme necesitaba deshacerme de toda esta rabia
-Quiero ser mi sombra...-sollocé, hasta quedarme inconsciente.



Yo no quería esto... Mis piernas se movían pero yo no las movía, mis manos sujetaban un objeto pero yo no lo sostenía, mi boca sonreía pero yo solo lloraba.
-Yo también sufría- me dije a mi misma, pero yo no me lo dije.
Me acerqué a Gabriel que estaba sentado en un banco, pero yo no quería acercarme. Él me miró y a la vez no lo hizo.
Levanté el hacha que tenía en mis manos y a la vez no lo hice.
-Es hora de que ajustemos cuentas, “pequeño Gabriel”- dije y a la vez no lo dije.
Yo solo lloraba con la cabeza gacha y con las manos en la cara mientas me seguía, nadie me prestaba atención, pasaba “desapercibida”,solo podía mirar lo que estaba pasando sin poder impedirlo.¿Cómo podía hacer algo? Yo solo era la sombra de mi sombra.

NOCHE DE DISFRACES

Hoy era el día. Hallowen, el día en donde las fuerzas del mal están mas próximas. Yo y mi novia íbamos a celebrarlo a lo grande. Un amigo mío tenía la casa para él solo, haría la mayor fiesta de hallowen que todo el instituto habrá visto jamás. Yo mismo le ayudé a prepararlo. Bebidas y comida de todo tipo, los adornos mas escalofriantes, carabelas, telas de araña, sangre artificial...Una verdadera casa del terror.
- Daiman, ¿Qué disfraz as escogido?- me preguntó el creador de la fiesta, mi amigo Stefan.
-Vampiro- le respondí.
-Pero ese disfraz ya esta muy visto...- dijo con tono de aburrimiento.
-Lo sé...Pero así tendré una escusa para pegarle un buen mordisquito a mi novia.
-Así se hace...jaja. Ahh se me olvidaba...He contratado a un mago.
-¿Mago?- pregunté confuso, ¿Para qué queríamos nosotros a un mago?
-Es que hará un espectáculo de miedo.. Ya sabes, hacer aparecer fantasmas y cosas así- ahora lo entendía.
-Eso será total- le dije chocando palmas.
-Ya veras, este día no lo olvidará nadie.- en eso estaba de acuerdo con él.

Ahora me encontraba en la casa de mi novia Bonnie. Como siempre nunca estaba lista para salir y menos hoy. Yo ya llevaba mi disfraz de vampiro, aunque no era el típico disfraz. Iba vestido como Jhon Travolta en la película Grease, con mi chaqueta de cuero negra, una camiseta blanca y unos baqueros, también tenía el pelo al estilo con mucha gomina, toda la piel pintada de blanco y unas falsas gotas de sangre bajo los labios, como si cayeran de mi boca.
-Ya estoy lista...- apareció Bonnie, bajando las escaleras muy despacio. Su disfraz era de princesa, estaba espectacular.
-Me has dejado sin palabras- la elogié, a ella le encantaba eso.
-Tu también estas muy bien, hoy creo que mi sangre será toda para ti.
-Y que lo digas..- le ofrecí mi brazo para que se agarrara a él y partimos a pasar miedo.

Guau... Ya savia como estaba la casa preparada, pero verla con todas esa luces, la música a todo volumen...Era genial. Bonnie me miró con cara de sorpresa y era normal. Todo el mundo se quedaba petrificado al ver el interior.
Cogí unos ponches para bonnie y yo,y buscamos a Stefan. Se encontraba en el tocadiscos, eligiendo música. Llevaba un disfraz de hombre lobo total, era irreconocible, solo supe que era él por que ya había visto su traje. Se dio cuenta de nuestra presencia por lo que se levantó la mascara y nos hizo señas para que nos acercáramos.
-Me encanta tu fiesta, enhorabuena- dijo Bonnie nada mas llegar hasta él.
-Jeje..gracias, aunque sin Dámian no habría sido lo mismo- Ella me miró y se abalanzó sobre mí para besarme, era una impulsiva.
-Mas que una princesa pareces una leona- le dije al terminar de besarnos.
-Las princesas también podemos ser muy salvajes- me recriminó.

Estuvimos todo el rato saludando a gente de nuestro instituto, algunos disfraces eran una porquería pero otros parecían completamente reales. Una bruja, un ladrón, un demonio, una hada...Incluso uno se disfrazó de ducha, con este me reí mucho. Todo era perfecto, toda la diversión estaba asegurada.
Bailamos, bebimos e hicimos bromas de todo tipo.

-Monstruos y monstruas...jeje- Habló por el altavoz Stefan, se le notaba que llevaba ya una cuantas copas de más.
-Es hora de presentaros a un invitado...Especial- si... definitivamente estaba borracho, su tambaleo y voz lo delataban.
-El mago...Que nos hará temblar de miedo, atraerá a las fuerzas del mal para que nos deleiten con su fuerza.
De pronto, apareció de la nada humo por todas partes, impidiendo que nos viéramos los pies. Una sombra se apareció en el lugar, toda la casa se quedó en un silencio sepulcral. La sombra se trataba de un viejo, vestido completamente de negro, con un gran sombrero como los que llevan los brujos.

El mago levantó una mano... Un grito ensordecedor se arrastró por la habitación dejándonos petrificados.
-Esta noche...Es una noche especial para todos nosotros, por que nos deshacemos por hoy de nuestro yo, y nos ponemos en la piel de un ser antinatural. Del ser que llevamos dentro. Pero ese ser aún no está completamente despierto.
Su voz tenía un tono de autoridad, nadie se atrevía a hacer ningún comentario.
-Yo estoy aquí para provocar el completo despertar de ese ser. ÉL de que ahora llevabais su piel.

Los gritos volvieron a inundar la habitación, montones de luces nos rodearon. No hacíamos mas que mirar por todos lados. Fijé mi vista en el viejo, que movía las manos de una forma extraña y a la vez murmuraba palabras que parecían no tener sentido.
Un dolor indescriptible empezó a destrozarme, y por lo que noté a mi alrededor a los demás les pasaba lo mismo. Caí al suelo, no era capaz de mirar hacia ningún lado, simplemente me retorcía, intentando eliminar ese odioso dolor.

-AUUUUUUUUUUUH!!- el aullido de un lobo apareció de alguna parte de la habitación.

El dolor empezó a desaparecer, pero un nuevo dolor apareció. Era un sonido repetitivo que provenía de todas partes,”Boom boom” me martilleaba los oídos. Me los tapé, no sirvió de nada. Me levanté y miré a mi alrededor, ya nadie parecía ser los mismos. Sus disfraces parecían tan reales...Como si de verdad fueran lo que representaban. Miré la parte del tocadiscos, allí ya no estaba Stefan, en su lugar había un enorme y verdadero hombre lobo, que arrancaba la carne de una chica, vestida de vagabunda.
Busqué a en mi alrededor a Bonnie. Estaba sentada en el suelo aterrada.
“Boom, Boom”, uno de esos repetitivos sonidos venía de ella, era su corazón. Desprendía un olor único, y extremadamente delicioso. Era Bonnie, no exactamente Bonnie...era su sangre. Sentía como corría por sus venas. Una sed insaciable me recorrió el cuerpo...No pude evitarlo.
Me lancé a su cuello.

NO ENTRES EN EL DESVÁN

En la casa de mi abuela solo hay una norma... No entres en el desván. Por lo demás puedes hacer lo que quieras; saltar sobre la cama, jugar con el balón en el salón, hacer lucha de cojines... La abuela nunca nos a dicho por qué no podemos entrar, siempre que le preguntamos pone mala cara y nos dice que nos callemos, pero como nos deja hacer de todo lo demás la obedecemos sobre eso. Ella vive en la casa sola ya que el abuelo desapareció sin dejar rastro hace unos años, todo fue muy raro. Ella nunca dice nada al respecto.

Somos cuatro, mi hermana Elisa, mis dos hermanos Max y Tom y yo Toby. Me llaman así por una apuesta que hice hace dos años. Si me comportaba como un perro durante un día mis hermanos tendrían que darme la cosa mas importante para ellos que tengan. No gané la apuesta, pero mientras me comportaba como un perrito se pusieron a llamarme Toby para burlarse de mí, después de ese día todo el mundo me llamaba así, incluso mis padres. Yo soy el mayor con trece, después están mis otros dos hermanos con doce (son mellizos) y mi hermana con diez.

-¡Chicos es hora de comer!- nos llamó la abuela que se encontraba en la cocina. Siempre nos quedábamos con ella en las vacaciones de verano, así mis padres podían trabajar perfectamente. Su casa era de madera y estaba en medio del campo, no había nada ha kilómetros a la redonda. Alrededor de la casa había un pequeño cultivo de tomates y una caseta de gallinas. Me encanta cuando cocina alguna, mi abuela cocina de maravilla.
Bajamos las escaleras de madera vieja y corrimos a la mesa para comer.
-¿ A qué podemos jugar hoy?- preguntó Elisa muy animada.
-Podemos entrar en el gallinero y asustar a las gallinas- propuso Max.
-Eso ya lo hicimos ayer- dije de mala gana.
-¿Por qué no subimos al desván?- dijo de pronto Tom.
-Eso está prohibido- dijo Elisa.
-No creo que sea para tanto entrar...Y no pasará nada si no se entera la abuela- dijo en un susurro, la abuela acababa de llegar con la comida. No pudimos volver a hablar del tema.

Salimos al porche. Sabía que Tom no se rendiría, cuando se le mete algo en la cabeza no para hasta conseguirlo.
-Voy a subir, me da igual si sois unos gallinas. Seguro que hay cosas chulisimas y por eso no quiere la abuela que subamos.- dijo tajante Tom.
-Allá tu, pero si te descubre la abuela yo no quiero saber nada- le respondí, yo no iba a pagar por lo que él hiciera, aunque en realidad sentía una gran curiosidad por saber que había allí arriba.
-Subiré esta noche, cuando la abuela se vaya a dormir, podéis venir conmigo si queréis.

Y así lo hizo, nos quedamos mirando en la escaleras como tiraba de la cuerda que había en el techo para subir al desván. Tiró de la cuerda, la trampilla del techo se abrió y dejó caer las escalerillas. Se apoyó en ellas, nos miró para saber si alguien quería acompañarle, todos negamos con la cabeza, entonces agarró su linterna, subió y cerró la trampilla al entrar al desván.
Esperamos allí durante un rato, escuchamos como se paseaba Tom por el desván. Nadie decía nada, solo mirábamos la trampilla, el silencio estaba muy presente.
-AHHHHHHHHH, AHHHHHHHHH- aquel grito desvaneció el silencio, el grito era de Tom.
-¡Socorro!!!¡Ayudadme!
La trampilla se abrió y Tom casi saltó desde el desván para bajar. Bajó las escaleras de la casa corriendo y se tiró en el salón al suelo.
-¡Arañas!¡Arañas!¡Hay arañas por todas partes!
No sabíamos como reaccionar, simplemente le mirábamos. Se rascaba todo el cuerpo y se retorcía mientras sollozaba.
-¡Quitadmelas!¡Quitadmelas!-decía una y otra vez, pero no había arañas por ninguna parte. Elisa se puso junto a él, buscándolas pero sin ningún éxito, entonces le abrazó. Tom había dejado de retorcerse pero lloraba y lloraba. Él siempre le había tenido pánico a las arañas, le era imposible verlas. Cuando veía alguna en nuestra casa, salía corriendo de ella gritando y no entraba en ella hasta pasadas las horas.
-¿Qué ha pasado aquí? Escuché gritos- la abuela apareció de repente.
-Pues..Tom vio unas arañas en la habitación, ya sabes como es él con eso. Las teme- se me daba muy bien mentir, y parte de lo que dije era verdad. La abuela lo comprendió al momento. Agarró a Tom y se lo llevó con ella.

No volvió a hablar hasta pasados unos días, aquello le marcó bastante.

-Había arañas por todas partes, salieron de repente...-susurró mientras merendábamos en el porche.
-¿Cómo eran?-pregunté sin pensar en como se pondría. Empezó a templar pero me respondió.
-Enormes...Aparecieron por el suelo y por la pared...Saltaron hacia mí...Creí que iba a morir, menos mal que conseguí salir corriendo de allí. Y te juro que me llevé algunas conmigo por mucho que digáis que no tenía ninguna.
Nos quedamos callados por unos minutos, todo esto era muy extraño.
-Voy a subir-dijo Max.
-¿Para qué?- preguntó Elisa
-Pues es que no está claro...Para matar a las arañas, si no lo hacemos acabaremos infectados de ellas.
-No sé si es una buena idea...-repuse, era muy fiel a las reglas y temía que la abuela lo averiguara.
-Yo te ayudaré Max. Si no quieres venir Toby, simplemente vigila por si la abuela aparece- dijo Elisa con una sonrisa, a eso no podía negarme.
Max encontró todos los insecticidas de la casa y la linterna, Elisa cogió la escoba por si hacía falta.
Todos nos preparamos,y esperamos la oportunidad para actuar. Tom se encerró en su habitación, no quería escuchar nada del tema.

-Bien, Elisa agarra bien la escoba, esto va a ser muy divertido jeje- Max tiró de la cuerda y subió por la escalerillas, Elisa le siguió. Yo me quedé en la escalera, la abuela estaba con sus plantaciones de tomates, pero nunca hay que confiarse.
Los dos subieron, esta vez dejaron la trampilla abierta por si acaso tenían que salir corriendo de allí. Esperé...Empezaron a escucharse sus pasos, eran rápidos, y también golpes contra el suelo. Entonces era verdad, había arañas.
-¡Dejadme en paz!¡Soltadme!- la voz era de Elisa, los golpes se hicieron mas ruidosos.
-¡Alejaos, alejaos de mí!- esta vez era Max, parecía asustado. No sabía si subir a ayudarles, temía que la abuela apareciese.
Bajaron...Sus rostros estaban completamente descompuestos, los dos estaban llorando. No tenían ni la escoba ni los botes de insecticida.
-¿Qué ha pasado?- pregunté al momento en que llegaron a mi lado.
-Payasos...Me querían matar- sollozó Elisa antes de irse corriendo. Miré a Max y le pregunté lo mismo.
-Muertos, muertos vivientes...Todo estaba encharcado de sangre y me querían morder-dijo antes de salir también corriendo.

Cerré la trampilla rápidamente, no sabía que pensar.
Payasos...
A Elisa le aterraban los payasos, decía que tenía miedo de sus caras, que siempre le parecía que dejarían de sonreír y la atacarían.
Muertos...
A Max le dan pánico los zombies, le es imposible ver una película de terror que trate sobre eso, aunque con doce años era normal.

Todo lo que habían visto en el desván Tom, Elisa y Max tenía que ver con sus peores miedos. Esto ya se pasaba...Era demasiado extraño y terrorífico.
Salí de la casa, tenía que averiguar la verdad.
-Abuela...¿Por qué no podemos entrar en el desván?
Me miró muy seria, como siempre hacía cuando le hacíamos esa pregunta.
-Solo te diré una cosa...Como entres allí pasaras miedo de verdad ¿Me has entendido?
¿Aquello iba con doble sentido?¿Se refería a la regañina que me daría o al desván?
-¿Qué le pasó al abuelo?- no sé porqué hice esa pregunta. Su cuerpo empezó a temblar y se fue.

Me dirigí ver a los demás. Se escondían debajo de sus sábanas mientras lloraban. Al escucharme gritaron de terror. Sus caras estaban pálidas y llenas de lágrimas
-Cierra la puerta...No dejes que entren- murmuró Max casi sin voz. Hice lo que me pidió y los abracé. Estaba dispuesto a saber que ocurría exactamente allí arriba, no se lo diría a nadie, ni siquiera a mis hermanos, bastante tenían ya. Romperé la única norma de la casa. Entraré en el desván.

Era medianoche, después de pasarme las horas consolándolos, se habían quedado dormidos. Todo estaba en completo silencio. El ambiente era extremadamente extraño. Era como si aquella trampilla hubiera estado esperando mi llegada y ahora sonreía.
Tiré de la cuerda y las escaleras aparecieron, no salía ningún ruido de aquella habitación. Cogí la linterna, subí y por último cerré la trampilla .
El desván era como cualquier otro. Todo estaba lleno de polvo. Había muchas cajas y unos baúles muy viejos. Rebusqué dentro de ellos, solo había ropa sucia y anticuada, seguramente eran de la abuela y el abuelo de cuando eran jóvenes. También había juguetes de madera y muñecas de trapo, todo era normal, como cualquier casa vieja de campo,ni arañas, nada de payasos...Ni de zombies.
De pronto la linterna se apagó, la oscuridad lo envolvió todo.

Pulsé el botón para que se encendiera pero no ocurría nada, incluso me puse a golpearla. Decidí bajar, pero al dar un paso mi cara se golpeó con algo duro. Llevé las manos hacia delante para saber con qué había chocado. Una pared...Había una pared justo a centímetros de mi cara. Intenté ir por el lado contrario pero pasaba lo mismo, estaba rodeado de paredes.
Empecé a respirad con dificultad y casi no podía pensar.
Odiaba los espacios cerrados y oscuros.
Me senté en el suelo como pude en aquel estrecho lugar, con la esperanza de que todo volviera a la normalidad.
Pero eso nunca pasó. Las horas pasaron una tras una y nada pasaba, o eso creía. Cada vez estaba mas desesperado, lo odiaba, aquella oscuridad me consumía, el miedo me envolvía. Empecé a golpear las paredes de forma frenética mientras gritaba, las manos empezaron a sangrarme de la fuerza con la que intentaba abrir una pequeña apertura, solo un pequeño agujero... Pero eso solo hizo que mis miedos se hicieran mas reales porque el espacio se hizo cada vez mas y mas pequeño, dejándome de pie sin poder moverme. Sentía como si ya no quedara mucho aire para respirar, me estaba asfixiando.

-¡SOCORRO!
-¡SACADME DE AQUÍ!

Lloré y lloré, teniendo la certeza de que también el peor de mis miedos se había cumplido...
Nadie me escuchaba gritar.



CASA DE MUÑECAS


Querido diario:

Sé que hace mucho tiempo que no te escribo, pero ahora es necesario.
Todos los acontecimientos ocurridos hasta ahora se me han venido encima y quiero que por lo menos alguien o mejor dicho “algo” lo sepa. Todo se reduce a tres palabras ODIO ESTA CASA.
Todo comenzó con la mudanza. Mamá dijo que nos vendría bien un cambio de aires, y en eso llevaba razón, odiaba la gran ciudad.
No odio la casa por que sea grande, llena de jardines de ensueño, o porque esté decorada al estilo del siglo dieciocho, no... Nada de eso.
Es por las muñecas.
El antiguo dueño era un fabricante de muñecas, el mejor de la localidad. Sus muñecas enamoraban a cualquiera, todas eran únicas y hechas exclusivamente para la persona que la solicitaba.
La casa está repleta de ellas. Cada habitación, cada sala, cada rincón estaba ocupado por aquellas muñecas sonrientes, que simplemente a mí me daban escalofríos. Guardamos muchas de ellas en el trastero, aunque dejamos algunas, por que hacían juego con la casa.

Fue entonces cuando ocurrieron las razones por las que te escribo con esta horrible letra.

Comenzó por la noche. Me despedí de Susy , mi hermana menor, de ocho años, que dormía en la habitación de al lado de mis padres. Me acosté por el duro día de trabajo desempaquetando todo tipo de trastos y limpiándolo todo. Al principio pensé qué fue Susy pero no fue así. Ella no se había levantado y había soltado una risita en frente de mi puerta. La fui a buscar por si se había despertado, pero dormía como un bebé, al volver a mi habitación, la encontré. Una hermosa muñeca con rizos de fuego se apoyaba de pie frente a mi puerta. “Tal vez fue una broma de Susy ” pensé creyendo que ella se hacia la dormida. Cogí la muñeca y la puse en mi escritorio y me fui a dormir.



Todo fue bien en mi primer día de instituto. La gente se comportaba genial conmigo, como si fuéramos amigos de toda la vida.
- Entonces Alison...Te has mudado a la casa del muñequero ¿Verdad?-me pregunta una reciente amiga.
-¿Muñequero?¿Te refieres al fabricante de muñecas?
-Si...El era muy siniestro. Nunca se relacionaba con nadie, solo le hablaba a sus queridas muñecas. Al principio era un hombre normal, y vendía sus preciosas muñecas, pero después cambió y no quiso vender ninguna más. Precia obsesionado con sus creaciones.
-Vaya... No lo sabia.
-Pues te pierdes lo mejor-miró hacia los lados cerciorándose de que nadie nos escuchaba-fue asesinado....Lo encontraron desangrado por un corte en el cuello. Estaba rodeado de muñecas y una de ellas a su lado tenia un cuchillo cerca de su mano.
-Nadie nos lo dijo-salté un poco asustada.
-Al principio dijeron que fue un asesinato pero concluyeron de que fue un suicidio... Aunque es poco creíble que alguien se cortara el cuello por sí solo. Hay otras maneras...-susurró mirando hacia otro lado, un poco si creerse las palabras que dijo.


Tres días después de aquello, me sentía aterrada, le pregunté a mis padres si lo sabían y se quedaron tan perplejos como yo. No fui capaz de quitar la muñeca de mi escritorio y juro que lo intenté con todas mis fuerzas, pero era como si mi instinto me advirtiera que no lo debía hacer, que sería cometer el peor error de mi vida.
Ese día fui a ver a Susy y vi algo que nunca creí jamas ver.
Mi hermana jugaba con una muñeca, fingía que tomaban el té a lo Alicia en el País de las maravillas. Era la muñeca de mi escritorio.
Ella odiaba las muñecas desde que tenía uso de razón, por eso retiramos a la mayoría, sobre todo a todas las de su habitación.
-Susy ¿Qué haces?-le pregunté intrigada.
-Eloisa quería jugar conmigo...-dice no muy segura, con la cara baja, mientras alzaba la taza de té hacia la muñeca de pelo color fuego.
Aquello me aterró mas todavía, por un momento me pareció ver una sonrisa en aquella preciosa muñeca. Corrí hasta mis padres y les pedí que tiraran todas las muñecas, pero no me hicieron caso. Decía que eran demasiado valiosa para hacer eso y que lo mejor que podían hacer eran venderlas, con eso me conformé.

En esa noche no fui capaz de conciliar el sueño. Si cerraba los ojos veía alguna de las muñecas tirarse encima de mí con un cuchillo de cocina en la manos y alzarlo sobre mí mientras sus amigas me sujetaban movilizándome.

Me estaba volviendo loca.

Y debí haberle hecho mas caso a mi locura y haberme desacido de aquellas bellas monstruosidades yo misma, pero mi parte racional me decía que todo eran imaginaciones mías.

….

La tinta de este maldito boli se está acabando, así que debo terminar de contar la verdad
.
Todos los días siguientes era como estar en el infierno de la locura.
Veía muñecas correr de noche por los pasillos. Aparecían nuevas muñecas en las estanterías, eran las que guardamos en el desván, Susy cada vez jugaba con mas muñecas a su alrededor y no hablaba ya con nadie, ni siquiera conmigo.

En uno de esos interminables días, yo me encontraba en mi habitación a medio dormir y mi hermana entró estrepitosamente por la puerta llorando.
-¡¡Por favor haz que me dejen en paz!!-sollozaba en mi regazo.
-¿Que te pasa?
-Es Eloisa, no quiere que la deje sola, ni a sus amigas. Me quiere solo para ellas, me dice que no debo hablar con nadie, que soy de su propiedad....-respondió.
-No te preocupes, ellas te van a dejar en paz muy pronto-le susurré al oído.

Como me imaginaba, aquellas muñecas no eran para nada normales y era mejor deshacerme de ellas cuanto antes, la muerte del Muñequero no fue un suicidio, seguro que tú me das la razón.

Cogí una pala y una bolsa enorme, cavé un gran agujero en nuestro extenso jardín, no iba a venderlas, esas muñecas no debían estar con nadie. Cogí la bolsa para meterlas y enterrarlas cuando un sonido desveló todos mis temores.
-¡AHHHHHHH!!!-Era la voz de mi madre.
-¡Suéltala!-gritó mi padre.

Solté la bolsa, cogí la pala y corrí al interior de la casa.

Entré tambaleándome sobre mí misma y me quedé petrificada por lo que me encontré. La muñeca llamada Eloisa estaba de pie frente las escaleras, sonriéndome con una mirada demoníaca.
-¿Quieres jugar conmigo?-pregunta, dirigiéndose hasta mí con un cuchillo en la mano, tal y como aparece en mis pesadillas.
-Por supuesto...-respondo.
Corrí hasta ella y la golpeo con la pala, cayó al suelo y voví a golpearla hasta que solo son mas que piezas, no podía permitir que hiciera daño a nadie de mi familia, sobre todo a mi hermana.

Subí las escaleras, tropezándome una y otra vez, mientras escuchaba gritos de dolor.
Entré en el dormitorio de mis padres y al ver la escena hace que unas lágrimas asustadas resbalaran por mis mejillas. Mi padres se encontraban en la cama, completamente desangrados por varias partes de sus cuerpos, con muecas de intenso dolor. Estaban rodeados de muñecas demoníacas, que me miraban con un intenso odio en sus perfectos rostros.

-¡HERMANA!-Susy salió del armario de mis padres con la cara empapada en lágrimas, y completamente asustada. Se lanzó hasta mí y me abrazó como si fuera su ángel salvador.
-¡Vámonos de aquí!-grité, cogiéndola de la mano.

Pero era imposible. Decenas de muñecas nos rodearon. Las golpeé con todas mis fuerzas, apartándolas del camino, pero era imposible escapar. Conseguí meternos en mi habitación y tapar la puerta.

Y así me encuentro ahora. Escribiéndote, diario. Con la mísera esperanza de que alguien te encuentre y así puedas explicar todo lo que ha pasado aquí.
Diles que quemen a esas malditas y que entierren sus cenizas. Yo me despido, tengo que ayudar a mi hermana a mantener la puerta cerrada. Las malditas muñecas la golpean con una fuerza inhumana, maldiciéndonos con cada golpe que dan.
No sabemos por cuanto tiempo podremos mantenerla cerrada.

Firmado: Alison